Sam Bankman-Fried engañó a todo el mundo. Mintió a los inversores que entraron en el capital de FTX, a los prestamistas que le confiaron dinero y a los clientes que operaron a través de su plataforma de criptomonedas. Lo hizo ante la pasividad de las autoridades y de los organismos supervisores, que solo a toro pasado han tomado cartas en el asunto. El joven rey de las criptomonedas ni siquiera necesitó hacerlo de forma sofisticada. Básicamente, saqueaba el dinero de los clientes en beneficio propio. El principal activo de la firma acabaron siendo las criptomonedas que él mismo emitía. “No muy diferente al dinero del Monopoly”, resumió este martes en la Cámara de Representantes el congresista por Nueva York Ritchie Torres.
Por El País
El relato de la Fiscalía, los pliegos de cargos presentados por la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC) y por el regulador de los mercados de futuros (la CFTC), junto con las explicaciones en el Congreso del liquidador, John Ray III, dejan al descubierto lo que el fiscal del Distrito Sur de Manhattan, Damian Williams, definió este martes como “uno de los mayores fraudes financieros en la historia de Estados Unidos”. Un fraude masivo que sitúa a Bankman-Fried en la galería de villanos junto a nombres como Bernie Madoff, autor del famoso timo piramidal que estalló con la crisis financiera. El agujero está estimado en unos 10.000 millones de dólares, si se suman los 1.800 millones estafados a inversores que entraron en el capital de FTX y los más de 8.000 millones en que se cifra el desfalco a los clientes de la plataforma.
La compañía carecía de controles de riesgo y se dirigía de una forma chapucera. Transferencias millonarias se ordenaban mediante chats y la empresa se gestionaba con un programa de contabilidad para pymes, según reveló este martes su liquidador, John Ray III, que se mostró pesimista con respecto a las posibilidades de que los clientes (se calcula que puede haber un millón de afectados) recuperen su dinero: “Al final, no vamos a poder recuperar todas las pérdidas”. Ray III no sabe dónde están los activos que le quedan a la firma, las operaciones están sin documentar y la tarea de recuperación se complica. Pese a que se encargó de gestionar la quiebra de Enron y de otras firmas, el liquidador asegura no haber visto nada parecido en toda su carrera.
FTX fue un engaño desde el principio. Bankman-Fried “orquestó un fraude masivo de años de duración, desviando miles de millones de dólares de los fondos de los clientes de la plataforma de negociación para su propio beneficio personal y para ayudar a hacer crecer su imperio de criptomonedas”, según la SEC.
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