Franklin Javier Carreño López, hijo del periodista, cronista y Coordinador Operativo Nacional de Voluntad Popular, Roland Carreño Gutiérrez, preso político del régimen de Maduro, desde octubre de 2020, envió unas sentidas palabras para exigir la liberación de todos los prisioneros de la dictadura:
En primer lugar queremos saludar el hecho de que, finalmente, haya sido posible este encuentro entre la Plataforma Unitaria, organizaciones de defensa de los derechos humanos y los familiares de decenas de hombres y mujeres que, como mi padre, se encuentran recluidos en los distintos centros penitenciarios del país, sufriendo el dolor de la separación de sus seres queridos, viviendo las angustias de procesos viciados, purgando penas sujetas a los vaivenes de los caprichos y autoritarismos de quienes hoy ostentan el poder y que -en su persistente actitud antidemocrática- persiguen, detienen y mandan a los calabozos a venezolanos cuyo único delito ha sido pensar distinto a ellos y que han ejercido el libérrimo derecho de oponerse a quienes hoy conducen malamente los destinos de la nación.
Es segundo lugar, es el caso señores miembros de la Plataforma Unitaria e integrantes de la delegación opositora que concurre a los diálogos y negociaciones que se llevan a cabo en México, que mi padre, Roland Carreño Gutiérrez y su familia -con esto hacemos causa común con el resto de los familiares de los más de 400 detenidos por razones políticas- consideramos que se debe ejercer mayor presión sobre un régimen que hace oídos sordos ante las múltiples denuncias y opiniones calificadas sobre las enormes y sistemáticas fallas en los procesos judiciales de cientos de hombres y mujeres recluidos en los centros de detención del país. En el caso de los presos políticos, estas fallas se hacen evidentes desde el principio, verbigracia el proceso de mi padre, detenido sin órdenes de juez alguno bajo el peregrino argumento de una flagrancia que no fue tal cosa, acusado de insólitos delitos productos de la siembra de evidencias y reflejados en un expediente plagado de vicios, al punto de que en cada una de las audiencias que se han podido realizar, la defensa de mi papá ha dejado al descubierto las mentiras y contradicciones sobre las que basan su acusación, tanto así que el Grupo de Trabajo Contra Detenciones Arbitrarias de la ONU no ha dudado en calificarla de arbitraria y violatoria de los DD.HH.
Para los familiares de los presos políticos es un grave error, una notable falta de sensibilidad y una inaceptable carencia de oportuna solidaridad encontrarse con un escenario de diálogo y negociación que no ha puesto como punto inicial y parte fundamental del proceso la liberación de gente inocente mantenida tras las rejas a través de mecanismos perversos, manipulación de evidencias y uso de los tribunales y fiscalías como ejecutores de vendettas y persecuciones, cual un pelotón de fusilamiento.
Es imposible hablar de paz, encuentro y reconciliación, de punto y aparte en este terrible capítulo de la tragedia política, económica y social que padecemos -y que se hace más patética aún con el largo rosario de violaciones sistemáticas de Derechos Humanos- si los que hoy están en el poder no dan muestras decididas de querer entrar en una nueva dinámica de respeto irrestricto a las leyes, de verdadero fortalecimiento institucional y de avance en las prácticas democráticas; es imposible hablar de acuerdos entre los distintos factores, sí en los calabozos de las cárceles venezolanas hay gente privada de su libertad sólo por ser opositores, por pensar distinto o por burdos caprichos de los circunstancialmente poderosos.
«Estar preso es un auténtico tormento para el hombre, estar preso en Venezuela es un verdadero suplicio, pero estar preso en Venezuela siendo claramente inocente, es una pesadilla indescriptible», repite mi padre cuando se le pregunta cómo está, cómo se siente. Y su respuesta es una verdad que casi es un dogma, así que con el ruego de que sean su voz en las negociaciones y con la reiterada petición de que propugnen y promuevan una solución urgente, integral y definitiva a la lamentable y dura situación que viven decenas de presos políticos, les reitero, les ruego de corazón, que hagan de las liberaciones el verdadero punto de partida para la reconciliación y convivencia de un país que pide a gritos altura y grandeza política de sus líderes y rectificaciones que nos conduzcan a un escenario de respeto a las leyes y prácticas cabalmente democráticas.
Muchas gracias.