Sus compañeros salieron eyectados al área para festejar el título de campeones del mundo, pero él no pudo seguirlos porque sus piernas se vencieron. Lionel Messi cayó de rodillas en el césped del Lusail Stadium de Doha, así como lo hizo cuando sonó el pitazo final en el Maracaná que decretó su consagración ante Brasil en la Copa América 2021. Algunos volvieron sobre sus pasos para abrazarlo. Otros jugadores y colaboradores corrieron desde afuera de inmediato para celebrar dentro del campo de juego una conquista que quedará en la historia. Minutos después, en plena euforia, Messi divisó el palco donde su familia vio el partido ante Francia para enviar un mensaje: alzó sus manos para saludar y luego, notablemente conmovido, las cruzó repetidamente y esbozó un “ya está” liberador. El mejor futbolista de todos los tiempos, dueño de una trayectoria legendaria, por fin cumplió su máximo sueño. A sus 35 años, en lo que podría ser su última participación en una Copa Mundial de la FIFA, después de cuatro ediciones previas en las que su rendimiento se quedó corto o no dispuso de un contexto favorable, llegó esta magnífica actuación para alcanzar la gloria eterna y ganar el único trofeo que se le resistía, el más prestigioso del deporte más popular del planeta. Sus estadísticas son el reflejo del nivel superlativo que mostró de principio a fin en esta competición.
Por infobae.com
Su carrera profesional tuvo éxitos de todo tipo a nivel de clubes, particularmente en el Barça, donde empezó a construirse en un mito. Con la selección argentina, en cambio, presumía de un estupendo registro en los equipos juveniles pero acumulaba algunas decepciones, principalmente en los Mundiales de mayores. Quedó sentado en el banco de suplentes con 19 años en la eliminación en cuartos de final en Alemania 2006. Fue víctima de un equipo mal diseñado que llegó a la misma instancia en Sudáfrica 2010, a donde llegó como ganador de un Balón de Oro pero se marchó sin anotar goles. Pese a que no estuvo a tope físicamente en la edición de Brasil 2014, casi alza el trofeo pero perdió la final en la prórroga. Luego vinieron otras dos finales perdidas y los cambios abruptos de entrenadores que derivaron en su traumática experiencia de Rusia 2018. No obstante, bajo la conducción de Lionel Scaloni, se construyó una Selección acorde a sus aspiraciones y Messi ganó la Copa América y el Mundial de Qatar en un lapso de solamente 18 meses.
Su aporte para alcanzar la gloria fue titánico. De menor a mayor, porque su sintonía con el equipo es absoluta. Pese a desempeñar un rol más creativo, moviéndose mayormente lejos del área, logró paulatinamente ser cada vez más influyente en ataque. Leo Messi tardó 10 minutos en marcar su primer gol en Qatar pero la Argentina perdió en su debut ante Arabia Saudita y le puso fin a su racha invicta de 36 partidos. “No esperábamos empezar de esta manera. Es el primer partido, depende de nosotros. A la gente le digo que confíe, que este grupo no los va dejar tirados”, dijo el capitán tras aquel tropiezo. Ante México, en una partido muy incómodo para la Albiceleste por la propuesta del rival y la tensión propia, Messi encontró un espacio en la frontal del área y metió un bombazo esquinado que abrió el partido. Su gol ante el Tri en la segunda jornada fue un punto de quiebre para él y el equipo: encarriló el triunfo, dio esperanzas de clasificación a la siguiente fase y le mostró a Scaloni quiénes eran los mejores intérpretes para acompañarlo.
Aunque Szcz?sny le tapó un penal y se quedó sin anotar ante Polonia, eso no le impidió a Lionel Messi sacar a relucir su mejor versión. Frente a Australia, en su partido número 1000 como futbolista profesional, La Pulga hizo su primer gol en la etapa de eliminación directa de la Copa del Mundo por primera vez. Los seis goles que había convertido en los cuatro Mundiales anteriores habían sido todos durante la fase de grupos, llevaba una sequía de 756 minutos en partidos de mata-mata. Pero en Qatar se encargó ahuyentar cualquier tipo de fantasmas al convertirse en el primer jugador en la historia en marcar goles en la fase de grupos (Arabia Saudita y México), octavos de final (Australia), cuartos de final (Países Bajos), semifinales (Croacia) y en la final (doblete ante Francia) en una misma edición de la Copa del Mundo.
De los 15 goles que Argentina ha marcado en Qatar, Messi ha anotado siete, cuatro de ellos de penal. Es su mejor registro anotador en esta competición y lo ha llevado a hacer historia en su país: con su gol ante Croacia en las semis, se ubicó a la cima del ránking de artilleros de la selección argentina en los Mundiales con 13 goles, por delante de Gabriel Batistuta (10 goles) y Diego Armando Maradona (8). En la tabla histórica, ha quedado solamente por detrás de Miroslav Klose (16), Ronaldo Nazario (15) y Gerd Müller (14), al mismo nivel de Just Fontaine (13), y por delante de Pelé y Kylian Mbappé (12), quien se presume que podría superarlos a todos en el futuro.
Fue justamente Mbappé, uno de los aspirantes a ocupar el trono del fútbol mundial cuando Messi se retire, quien le puso suspenso a la consagración del crack rosarino. Argentina tuvo 70 minutos de alto vuelo, muy firme en defensa y brillante en ataque, con La Pulga encargándose de abrir el marcador de penal y siendo partícipe de la gran jugada colectiva que terminó con 2-0 anotado por Ángel Di María. Pero la Scaloneta bajó la guardia y la selección de Francia emparejó el encuentro con un Kylian Mbappé fulminante, que vendió cara la derrota en la final entre Argentina y Francia en el Lusail Stadium. El joven atacante francés de 23 años marcó un hat-trick en la final, mientras que el astro argentino de 35 años firmó dos tantos, siendo la primera final de un Mundial en la que ambos equipos tienen un jugador que anota al menos dos veces. Ambos fueron los jugadores que registraron más participaciones de goles en Qatar (10), siendo la misma cantidad que tiene Cristiano Ronaldo –ocho goles, dos asistencias– en las cinco ediciones de Mundiales que ha jugado; con Mbappé anotando un gol más que Messi pero dando una asistencia menos.
Los tres pases de gol que ha dado La Pulga han sido fundamentales para que la Argentina pueda ser campeón. Hay dos que serán inolvidables: la exquisita pelota filtrada entre las piernas de Nathan Aké para dejar de cara al gol a Nahuel Molina en el choque de cuartos de final ante Países Bajos y el servicio a Julián Álvarez tras sacar a bailar a Joško Gvardiol en la cita de semifinales contra Croacia. Dos jugadas memorables, con toda su genialidad puesta al servicio de sus compañeros, en instancias decisivas del torneo para llegar al duelo definitivo contra Les Bleus. En su historial mundialista, fue su participación con menos dribbles (5,22), también el segundo con menos toques de balón (68,35) y uno con menos pases intentados (45,26); pero también una de sus mejores versiones en tiros al arco (2,35), lo que habla de que intervino en el juego a cuentagotas pero siendo determinante.
Con sus tres asistencias en Qatar, Messi igualó a Diego Maradona al frente de la clasificación histórica del Mundial (8). Es una actuación que ha terminado con cualquier discusión que podía existir sobre su condición de leyenda. De hecho, ha quedado directamente involucrado en 21 goles para la Argentina en la historia de los Mundiales (13 anotaciones y ocho asistencias), la mayor cantidad registrada por un solo jugador desde que Opta comenzó con el registro de datos en 1966. Su voracidad por convertir y su brillante participación ofensiva también se ven reflejadas en que ningún jugador realizó tantos disparos como él en esta Copa del Mundo de Qatar (32) y terminó el certamen habiendo disparado 18 veces al arco, el máximo registro en un mismo Mundial desde los 19 tiros entre los tres palos que hizo Ronaldo Nazario en Corea-Japón 2002. Tampoco nadie hizo más asistencias para tiros de sus compañeros a juego abierto (17) o ganó tantas faltas (22) como Leo Messi en Qatar, donde se ha transformado en el futbolista con más partidos jugados en la historia de la Copa del Mundo (26), superando a Lothar Matthäus (25).
Como es costumbre desde que se convirtió en referente, Lionel Messi jugó cada minuto de la maratónica campaña de la selección argentina en el país árabe. La Albiceleste disputó un total de 792 minutos y nueve segundos, estableciendo un nuevo récord de tiempo jugado en la competencia. Messi, al igual que Nicolás Otamendi y Dibu Martínez, jugó los siete partidos completos con dos prórrogas incluídas –ante Países Bajos en cuartos y contra Francia en la final– y rompió el récord de minutos jugados en un Mundial con 2.314, sobreponiéndose al italiano Paolo Maldini (2.216) en el minuto 23 de la final jugada en el Lusail Stadium de Doha, justo en el instante en que firmaba la apertura del marcador.
Diego Maradona, que no tiene goles en finales de la Copa del Mundo, condujo a su país a la conquista del trofeo en 1986 en apenas su segunda experiencia mundialista y fue el gran artífice para llegar a la frustrada defensa del título en 1990. Para Messi el camino a la gloria fue mucho más largo: 16 años, 5 meses y 2 días pasaron de su primera presentación ante Serbia a mediados 2006 hasta el duelo contra Francia a fines del 2022. A más de ocho años de la final perdida ante Alemania, donde fue reconocido con su primer Balón de Oro como mejor jugador del torneo (es el único jugador que ha ganado dos) pero se quedó sin el premio que tanto deseaba, y necesitó llegar a los penales para finalmente conseguirlo. Al igual que contra Países Bajos, el aporte del Dibu Martínez en la tanda ante Francia fue sustancial para la conquista de la tercera estrella.
Lionel Messi pudo cruzarse en el camino con un técnico como Lionel Scaloni, arquitecto de un equipo con conceptos e ideas que rescataron la escencia de la identidad futbolística argentina; y también con un grupo de jugadores con hambre de gloria, que representaron al país con sus principales atributos históricos, como el sacrificio, la resiliencia y el talento. Ellos lo ayudaron a cerrar su mejor año con la Selección –hizo 18 goles en 14 partidos en este 2022– otra vez de rodillas en el césped, como ante Brasil en el Maracaná. Aunque esta vez, consagrándose como campeón del mundo y leyenda indiscutible en el deporte más popular del planeta, y disfrutándolo con su familia en el campo de juego.