El mundo bipolar de post segunda guerra mundial (1945) tuvo como eje la confrontación entre el capitalismo y el comunismo como sistemas político-económicos. Con la caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución por fracaso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS (1990-91) el capitalismo se estableció como sistema universal dando lugar a la aceleración de la globalización.
El Consejo de Europa describe la globalización “como la cada vez mayor integración económica de todos los países del mundo como consecuencia de la liberalización y el consiguiente aumento en el volumen y la variedad de comercio internacional de bienes y servicios, la reducción de los costos de transporte, la creciente intensidad de la penetración internacional de capital, el inmenso crecimiento de la fuerza de trabajo mundial y la acelerada difusión mundial de la tecnología, en particular las comunicaciones”.
Independientemente de su sistema o tipo de gobierno, hoy todos los países del mundo están inmersos en el capitalismo y la globalización con las ventajas y desafíos que esta realidad impone. La aceleración de la globalización está basada en el triunfo del capitalismo como sistema y la gestión política de cada estado independiente ha retornado a la más antigua de las disputas en la organización de la sociedad humana que es la confrontación entre la libertad y la opresión que se proyectan e implementan en la democracia y la dictadura respectivamente.
La democracia es el “sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo que la ejerce directamente o por medio de representantes”. Es “el tipo de organización del Estado en el cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismo de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes”. Descrita por Winston Churchill como “el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás”, es reconocida por la Carta Democrática Interamericana como “derecho de los pueblos de las Américas”.
Las características prácticas de la democracia son el otorgamiento de un “mandato” del pueblo soberano a sus gobernantes, la “temporalidad” de ese mandato que se debe ejercer con sujeción al “estado de derecho” que es el cumplimiento de la ley, y la obligación de “rendir cuentas”. En democracia el dueño del poder es el pueblo no el gobernante.
Dictadura es “el régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales”. Se trata de un “régimen opresivo de un solo líder o un grupo reducido de lideres y una escasa o nula tolerancia hacia el pluralismo político y la libertad de prensa”. En dictadura la soberanía del pueblo es suplantada por la fuerza y la violencia en manos de grupos que para detentar indefinidamente el poder ejercen “terrorismo de estado”.
El terrorismo de estado una de las notas características de la dictadura es la “utilización de medios ilegítimos y criminales por parte del gobierno con el propósito de producir miedo en la población y alcanzar sus objetivos produciendo conductas en la población que de otra forma no serían posibles”. Por eso las dictaduras tienen presos y exiliados políticos, persecución judicializada, manipulación y control de todos los poderes del estado donde detenta el poder el “crimen organizado”.
La observación de la realidad objetiva en las Américas y el mundo muestran que el año 2022 deja marcado que el mundo está dividido entre democracias y dictaduras y que el hecho determinante de esta precisión histórica ha sido la invasión de Rusia a Ucrania que ha desatado la primera guerra global, caracterizada así porque en un frente de batalla entre dos estados no existe ningún país que esté al margen del conflicto.
Las dictaduras de las Américas, Cuba y sus satélites Venezuela, Bolivia y Nicaragua y las dictaduras del mundo como Irán, Corea del Norte, China y más, están claramente alineadas y aliadas con la invasión de Rusia que es otra dictadura. Todas ejercen el poder con violencia y buscan detentarlo indefinidamente a costa de los derechos humanos y la libertad como organizaciones criminales y no políticas.
*Abogado y Politólogo, Director del Interamerican Institute for Democracy