El actor británico cumple 50 años y lo celebra con sus siete hijos. La tormentosa historia con su primera mujer, Sadie Frost; la traición de la que nunca se repuso Sienna Miller y su nueva vida junto a la psicóloga Philippa Coan
Cuando en 2004 Jude Law protagonizó la remake de Alfie, la crítica lo despedazó. Ponerse en el papel del seductor compulsivo y hedonista que Sir Michael Caine había interpretado en el clásico de 1966 era un desafío para el actor nacido en Londres el 29 de diciembre de 1972. Primero, porque, como para cualquier estrella británica de su generación, reversionar a Caine –y con acento cockney, encima– era casi tan consagratorio como el BAFTA y la nominación al Oscar y a los Golden Globes como Mejor Actor de Reparto por El talentoso señor Ripley (1999). Segundo porque, aunque hasta entonces poco se supiera sobre su vida privada, ese inglés encantador y promiscuo tenía bastante de su propio carácter.
Por Infobae
Al fin y al cabo, era el mismo que calló cuando, al ingresar en la escuela del National Youth Music Theatre, fue asignado por error a un cuarto de chicas porque creían que su nombre era de mujer. Aún adolescente, prefería dormir junto a sus compañeras, antes de aclarar el malentendido. Hijo de una pareja de maestros y bautizado Jude en honor al personaje de la novela de Thomas Hardy Jude el oscuro y también al famoso tema de los Beatles, Law conoció en el reparto de actrices a las que enamoraba en la película a la bellísima Sienna Miller y el romance pronto se imprimió en las tapas de los tabloides.
Venía de un matrimonio de seis años con Sadie Frost, a quien también había conocido en un set, el de Shopping (1994), su primer protagónico en un film de gran audiencia después de convertirse en la revelación teatral de Broadway. La relación con Frost, con quien tuvo a Rafferty (26), Iris (21) y Rudy (20), había comenzado de manera turbulenta. Ella le llevaba 6 años y estaba casada pero entendió que estaba destinada a pasar su vida con ese chico de apenas 19 en cuanto lo vio, cuenta en su autobiografía, Crazy days (2010). “La fuerza del amor que sentía por él y su intensa ambición me hacían perder el control”, escribe la también actriz, que sufrió varias depresiones por las que estuvo hospitalizada en más de una oportunidad.
Las fiestas en Hollywood, mientras él ascendía vertiginosamente al cielo de los elegidos –y filmaba con Spielberg, Scorsese, Mendes, Wong Kar Wai–, no ayudaban: “Cuanto más crecía Jude profesionalmente, más me transformaba en una drama queen. El maduraba como un hombre y yo era cada vez más infantil. Trataba de entenderme, pero yo había perdido la autoestima”.
Terminaron por separarse en 2003 después de un confuso incidente en que su hija Iris, de entonces dos años, ingirió una pastilla de éxtasis en una fiesta infantil y tuvo que ser sometida a un lavaje de estómago. Por primera vez su nombre llegaba a los medios por un escándalo digno de Trainspotting (1996), la película que marcó el salto a la fama de su inseparable amigo Ewan McGregor –compartieron piso cuando ambos aún intentaban hacerse un lugar en el cine, y llegaron a fundar su propia productora–: el grupo de nuevos actores cool de fines de los noventa.
Cuando Frost lo siguió a Tailandia para unas vacaciones familiares forzosas y lo confrontó para saber si todavía la amaba, Jude, que se había tatuado en el cuerpo el nombre de ella en la letra de otra canción de los Beatles (“You came along to turn on everyone, Sexy Sadie”), no pudo responderle. Era el final, aunque el relato de las peleas –con copas y platos rotos por los que los vecinos de su casa de Primrose Hill llamaron a la policía– que continuaron hasta el divorcio, en octubre de 2003, se volvió una constante en los medios y volvió a sonar cuando él la demandó por las menciones sobre la pareja en su autobiografía.
Apoyado en su carrera, Law se repuso rápido. Ese año y en medio de su crisis personal, rodó Regreso a Cold Mountain junto a Nicole Kidman. Se dijo entonces que la pasión entre ellos había trascendido la ficción, pero la actriz australiana no sólo lo desmintió, sino que ganó varias demandas contra los tabloides que especularon con su supuesto romance. La película, de todos modos, le valió al nuevo Alfie su segunda nominación al Oscar.
En esos años, prácticamente vivía en la cartelera. Tanto, que en la ceremonia de la Academia en 2005, el presentador Chris Rock se burló del tema: “¿Por qué sale en todas las películas que he visto en los últimos cuatro años? Hasta en las películas en que no sale, si mirás los créditos, es el que hizo los cupcakes o algo”.
Realmente estaba en su mejor momento. En la Navidad de 2004 se había comprometido con Sienna Miller. Parecían hechos el uno para la otra: guapos, jóvenes (él 33, ella 23) y talentosos. Hasta que, sólo seis meses después –en julio de 2005–, ella lo descubrió en la cama con la niñera de Rafferty, Iris y Rudy. Aunque Miller rompió el compromiso y confesaría años más tarde que el trauma de esa traición cubierta con guardias de 24 horas por los paparazzi la dejó en shock durante semanas que ni siquiera puede recordar, la ruptura solo duró un mes. En agosto volvieron a mostrarse juntos. Sin embargo, para el Festival de Cine de Venecia, en septiembre, Miller anunció su separación definitiva.
Law reconoció la “traición” públicamente y se disculpó: “Solo quiero decir que estoy muy avergonzado y triste por haber hecho daño a Sienna y a todas las personas cercanas a nosotros. No hay ninguna defensa para mi comportamiento, del cual me arrepiento sinceramente”. Pero esa era sólo una parte de la historia que, como se supo más tarde en el juicio por las escuchas ilegales del Grupo Murdoch, un familiar filtró a News of the World. En uno de los audios se escucha a Miller susurrar al teléfono: “No puedo hablar ahora, estoy con Jude. Te amo”. Al otro lado de la línea estaba nada menos que Daniel Craig, su compañero en The Layer Cake (2004). Como Alfie, también él podía ser engañado pese a su fama de donjuán.
En el tiempo que duró la distancia entre ellos, Law tuvo una relación con la modelo Samantha Burke, con quien tuvo a su cuarta hija, Sophia, en octubre de 2009. Dos meses más tarde volvería a reconciliarse con Sienna. Otra vez estaba protagonizando un éxito de taquilla, la Sherlock Holmes de Guy Ritchie, en el rol de Watson y junto al Holmes de Robert Downey Jr. Y otra vez terminarían por separarse, en 2011.
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Su breve noviazgo con la cantante Cat Cavalli ya era historia cuando el representante de Law anunció que había sido padre de otra niña, Ada, en marzo de 2015. Sobre su rol más repetido, el de padre, hace unos años dijo a The Observer: “Como me dijo un amigo, ‘Es realmente difícil dejar que tus hijos se caigan y no estar ahí para levantarlos. Pero no aprenderían a levantarse solos si no hiciéramos todo el proceso’. Estoy empezando a aprender que nuestra tarea es guiarlos a la verdadera adultez y es una relación de ida y vuelta, porque los chicos van a pedirte que los ayudes de nuevo y uno tiene que estar ahí para ayudarlos, pero primero tienen que pedirlo ellos”.
El actor, que se casó en 2019 con la psicóloga Philippa Coan, fue padre por sexta vez en 2020. Se lo contó en una entrevista via zoom a Jimmy Fallon durante la cuarentena. El presentador de The Tonight Show le había preguntado “¿Qué hiciste en este tiempo en tu casa?”. “Bueno, sobre todo, tuve un bebé”, dijo el eterno Alfie, que aparentemente sentó cabeza: “Nos sentimos bendecidos de haber tenido ese tiempo para estar en familia en nuestro nido, disfrutando de nuestra compañía. Una especie de amor a la fuerza, inusual pero maravilloso”.