“El problema no fue tener dos Papas sino dos grupos de partidarios en la Iglesia”

“El problema no fue tener dos Papas sino dos grupos de partidarios en la Iglesia”

Gänswein en una foto de archivo con el Papa Francisco ARCHIVO

 

La semana que viene llega a las librerías italianas un relato sincero y a veces amargo escrito por el secretario del Papa emérito Georg Gänswein y titulado «Nada más que la verdad. Mi vida al lado de Benedicto XVI». Ahí explica su versión sobre la delicada convivencia entre dos pontífices, incluidos comentarios privados de Benedicto. En el Vaticano, donde los problemas se cuentan en voz baja y se presentan como desafíos, la crudeza con la que describe las dificultades va a abrir muchas heridas.

Por abc.es





Gänswein, que ha trabajado como secretario personal de Joseph Ratzinger desde 2013 hasta el día de su fallecimiento, responde con este libro a quienes lo han considerado mentor en la sombra de la oposición al Papa Francisco, y rechaza haber conspirado.

Para no llevarse a engaños, el texto muestra sobre todo la sintonía real y el profundo respeto de Benedicto XVI hacia su predecesor. «Están a la vista de todos las diferencias en el modo de actuar y en matices de juicio teológico con los que ambos papas han afrontado las cuestiones durante su pontificado. Pero Benedicto no ha hecho jamás interpretaciones o valoraciones sobre la estrategia de Francisco», escribe.

En su opinión, el problema no ha sido la existencia de dos Papas, sino «el nacimiento y desarrollo de dos grupos de partidarios, pues con el paso del tiempo se vio que hay dos visiones de la Iglesia. Y estos dos grupos han creado una tensión que ha tenido eco en quienes no eran conscientes de las dinámicas eclesiales«. El libro contiene además datos inéditos muy relevantes sobre Benedicto XVI, como que en 2006 dejó escrita una declaración formal de renuncia que entraría en vigor en caso de impedimento permanente, si llegara el caso de que «no tuviera las condiciones físicas o mentales para ser Papa».

«No se fue del apartamento papal por una cuestión de ahorro»

Las anécdotas positivas sobre el trabajo con Francisco, se alternan otras críticas. Por ejemplo, Gänswein cuestiona la decisión de Francisco de residir en Casa Santa Marta y no en el Palacio Apostólico, igual que sus predecesores. Asegura que «a Benedicto le sorprendió (esta decisión), pero su sabia conclusión fue que, si el Papa no quería, no se le podía obligar».

Al ex secretario le molesta que se diga «que Francisco no quiere el lujo del Palacio apostólico y se conforma con una habitación de hotel». «Sin querer ser polémico» dice que «los espacios personales de los últimos pontífices en el Palacio Apostólico (el despacho, el salón, el dormitorio y el baño) son equivalentes a los que tiene Francisco en Santa Marta». Y además, «para evitar el deterioro del Apartamento papal, éste debe seguir siendo atendido. Por eso, la decisión no es una cuestión de ahorro«.

Sensibilidad teológica distina

También asegura que «a la sensibilidad teológica de Benedicto le sonaron extrañas algunas expresiones de Francisco en Evangelii Gaudium», el texto programático de su pontificado. Pero el Papa emérito añadió que «Francisco toma las decisiones que considera mejores para la Iglesia. Se puede estar de acuerdo o no, pero esto se le debe conceder, como se me concedió a mí».

Recuerda que en septiembre de 2013, cuando se publicó la primera entrevista extensa a Francisco (un diálogo con el jesuita Antonio Spadaro), el Papa envió el texto a Benedicto y le pidió que le comentara sus impresiones. La respuesta de Benedicto fue entusiasta. «La he leído con alegría y consenso completo», escribió. «Me solicita observaciones críticas, pero estoy de acuerdo con todo, aunque en dos puntos querría añadir un aspecto complementario», escribió Benedicto.

Ideología de género: No es por el bien de los homosexuales

Se trataba de comentarios a respuestas de Francisco a preguntas sobre el aborto y la homosexualidad. Respecto a lo primero «estoy completamente de acuerdo con lo que usted responde» sobre evitar «transmitir una multitud de doctrinas desarticuladas». Añade que «habiendo vivido 23 años cerca de Juan Pablo II, soy testigo del modo apasionado de su lucha por la vida, que consideraba el núcleo de su misión junto a la lucha por los derechos humanos».

En cuanto a la homosexualidad, Benedicto le alertaba de «la propaganda» sobre ideología de género, que propone que «el individuo se hace a sí mismo hombre o mujer». «Esta propaganda no es por el bien de las personashomosexuales«, escribe Ratzinger. »Muchas personas homosexuales no están de acuerdo con estas manipulaciones y sienten que el problema de su vida se convierte en pretexto para una guerra ideológica«.

Con buen humor, escribe a Francisco que está totalmente de acuerdo con que los «problemas de ortodoxia se tratan mejor en el lugar en el que se producen», en referencia a ceder prerrogativas de disciplina a Conferencias episcopales, «pero mi experiencia es que los obispos y las conferencias prefieren pasar esta ‘patata caliente’ al Vaticano».

Discrepancias sobre el celibato

En 2020, Benedicto escribió una carta mucho más dramática a Francisco acerca de un libro sobre el celibato que el cardenal Robert Sarah lanzó como si hubiera escrito con el papa emérito. «Santo Padre, espero haber aclarado lo ocurrido y ya solo puedo expresarle mi tristeza por el abuso de mi artículo en el debate público. He decidido que no publicaré ya nada más».

Por otro lado, Georg Gänswein dedica también amplio espacio a narrar sus desavenencias personales con Francisco. «Después de algunos meses de pontificado vi que no conseguíamos crear el oportuno clima de confianza necesario para el trabajo de prefecto de la Casa pontificia», confiesa.

La humillación pública de Francisco

Relata que a menudo el Papa Francisco lo puenteaba y pedía cosas a su número dos, o le humillaba en público diciéndole en el último momento y ante el resto del séquito, que era mejor que él no los acompañara. Después del libro del cardenal Sarah, en 2020, sin dar más explicaciones, el Papa Francisco le dio una excedencia y le pidió que se centrara en cuidar a Benedicto. La cuestión llegó a oídos del Papa emérito, que escribió a Francisco para solicitarle «humildemente» que explicara su decisión a Gänswein. Después de la publicación de este libro, probablemente sí que le llegará alguna.