Cientos de médicos se han sumado ya a la carta abierta al presidente ruso, Vladímir Putin, para que cesen los abusos en prisión al líder de la oposición, Alexéi Navalni, que ha enfermado tras ser de nuevo castigado por mal comportamiento.
La carta, que se puede leer en Facebook, la han firmado ya 481 médicos, número que no ha dejado de crecer en las últimas horas.
Con la excepción de algunos facultativos que trabajan en el extranjero, los firmantes son médicos de ciudades rusas, en su gran mayoría de Moscú y San Petersburgo.
“Exigimos que se le permita ser examinado por médicos civiles y, en caso de presentar síntomas, que sea hospitalizado para un examen y tratamiento completo”, señala la carta.
Los médicos advierten que “es evidente que, desde el punto de vista médico, Alexéi no está recibiendo suficiente asistencia y su encierro en la celda de castigo está absolutamente contraindicado para su estado”.
“No podemos ni tenemos derecho a mirar con los brazos cruzados cómo se daña conscientemente la salud del político Alexéi Navalni. Las condiciones de encierro y el aspecto de Navalni nos despiertan una gran intranquilidad por su vida y salud”, aseguran.
Según los firmantes, “la negativa de los representantes de los servicios penitenciarios a suministrar a Alexéi las medicinas necesarias representa una amenaza directa para su vida”.
Los abogados de Navalni, de 46 años, han denunciado que su cliente tiene fiebre y tos, y que los funcionarios de prisiones no le dejan recibir fármacos.
Los médicos recuerdan que Putin es el garante de la Constitución rusa, que en su artículo 41 estipula que “cada ciudadano”, incluido los presidiarios, tiene derecho a la asistencia médica.
Navalni, que ya ha sido castigado en diez ocasiones desde que llegara en 2021 a la prisión número 6 de la región de Vladímir, aseguró la víspera en Telegram que fue enviado a la celda de castigo el 31 de diciembre por asearse fuera de tiempo.
En su momento el opositor aseguró que cada vez que iba a parar a la celda de castigo perdía unos 3,5 kilos de peso, a lo que había que sumar la imposibilidad de recibir visitas.
Navalni, que recibió el pasado año el premio Sájarov del Parlamento Europeo, considera que el objetivo de los servicios penitenciarios es que enferme para que no tenga más remedio que colaborar.
La Justicia rusa rechazó en noviembre un recurso de los abogados de Navalni y confirmó la condena de nueve años de prisión que le fue impuesta por estafa de gran cuantía y desacato.
EFE