Semana: Roy Barreras se muestra alarmado por narconubarrones de la “paz total” y vaticina estallido social si no se aprueban las reformas

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Vicky Dávila: Senador Roy Barreras, tan pronto le diagnosticaron cáncer usted empezó a escribir un libro que está a punto de salir y que se llama Bailando con la muerte. ¿Le ha tocado torear o bailar con esa muerte?





Por Semana

Roy Barreras: Pues sí. La verdad es que los colombianos tenemos un dicho muy popular: en algunas épocas de la vida a uno le toca bailar con la más fea y la más fea pues es la flaca, la huesuda, la pelona, la Catrina. Entonces, a raíz de este diagnóstico del cáncer, yo decidí, en primer lugar, no dejarle espacios a la muerte. Me la bailo y la derroto si Dios me ayuda. Y estoy escribiendo un libro que se llama así: Bailando con la muerte.

V.D.: Y usted se ve muy bien.

R.B.: Bueno, eso sí desde chiquito (risas).

V.D.: ¿En algún momento ha pensado en un desenlace fatal?

R.B.: Por supuesto. Mi padre murió de este cáncer casi a la misma edad mía. Como hay cierta herencia, sumada al estrés, cada año me hago un chequeo. Entré tranquilo esa mañana, esperando que a las doce del día me dijeran: “Hombre, todo está bien”. Pues no. Cuando salí de la endoscopia, me dice el radiólogo: “Tiene un cáncer”. Eso fue no un baldado de agua fría, sino una sentencia de muerte. Cuando eres médico sabes que, si no te haces nada, tienes un par de años de vida. Es una sentencia sin defensa, sin abogado, pero con apelación. ¿Cuál es? El tratamiento. Entonces, ese día, por supuesto, pensé en esa posibilidad.

V.D.: La posibilidad de “me voy a morir…”.

R.B.: Todos nos vamos a morir. El asunto es que te están anticipando la fecha y decidí hacer muchos cambios en mi vida. El primero de ellos fue someterme al tratamiento porque tengo el propósito de derrotar la enfermedad. Ahora, le confieso un detalle: uno pasa por la vida tragándose la comida, cuando hay afán, sin saborearla. Hoy saboreo la comida, el paisaje, el afecto de mis hijos, que me han llenado de amor, y agradezco a mucha gente y a muchos amigos que me han expresado su solidaridad. Estamos en la tarea. Voy en la mitad del tratamiento y en abril sabremos si tuve éxito. Espero que sí, Dios mediante.

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