Megan Fox se tuvo que esforzar para poder darle la mano a su novio, el músico Machine Gun Kelly, y acompañalo durante la 65ª entrega de los premios Grammy, ceremonia que se realizó el domingo en Los Angeles.
Por Clarín
La actriz de 36 años lució un impresionante vestido de sirena con toques color crema y un fulminante corpiño de corsé más apliques bordados en forma de corazón (de una colección de Zuhair Murad), todo perfectamente combinado con joyas de Lorraine Schwartz.
En tanto su novio, el monocromático Kelly, caminó la alfombra roja con un traje que parecía encendido: brillante de arriba abajo, diseñado por Dolce & Gabbana. Y sí, tuvo que dar explicaciones al ser consultado sobre su toque galáctico. ¿Qué te pusiste? “Piel de ángel”, dijo medio spinetteano.
Además, orgulloso de su relación sentimental, aprovechó el micrófono para regalar palabras de amor público: “Ella es la mejor. Ella es la más hermosa, la más piadosa (¿?)”.
La última aparición en la alfombra roja de la poderosa pareja se produjo después de que Fox revelara -a través de su cuenta de Instagram- que antes de la gala previa a los Grammy, sufrió un percance de salud.
Percance de salud
Por eso lucía una muñequera rosa fuerte, lesión que habría llegado luego de sufrir una conmoción cerebral.
Sin embargo, la conmoción no le impidió apoyar a su chico: Kelly obtuvo su primera nominación al Grammy este año en la categoría de Mejor Album de Rock con su rapeado Mainstream Sellout.
El músico de 32 años no logró impresionar tanto a los votantes, pese a su deslumbrante traje y su curvilínea pareja: finalmente perdió ante Ozzy Osbourne, lo que lo llevó a declarar ante el medio especializado ET: “Todo esto ha sido una experiencia de aprendizaje”, sostuvo en plan buen perdedor.
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