El asesinato de David O’Connell, el sacerdote ungido por el papa Francisco como obispo auxiliar de Los Ángeles, sigue conmocionando a la comunidad religiosa de esa urbe del sudoeste de los Estados Unidos. Ahora, el misterio sobre el homicidio parece empezar a aclararse, con la detención del esposo del ama de llaves que trabajaba en la casa de O’Connell.
Por Clarín
El obispo, de 69 años, apareció muerto este sábado en su vivienda de Hacienda Heights, donde residía solo. Lo encontraron sobre la cama, con un disparo en el torso y la sangre aún brotándole por la herida. No había rastros de irrupción violenta en el lugar.
El hallazgo corrió por cuenta de un diácono que cerca de la 1 de la tarde fue a revisar si O’Connell, que vivía a unas cuadras de la iglesia de San Juan Vianney, estaba bien luego de que no se presentó a una reunión.
En principio la muerte se investigó como “sospechosa”, pero más tarde se encuadró como homicidio.
La comunidad católica e inmigrante, en la que el irlandés O’Connell tenía fuerte influencia, se sumergió en las últimas horas en el dolor y en las dudas sobre la muerte del obispo.
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