El ambicioso y provocador Yevgueny Prigozhin, jefe del grupo paramilitar Wagner, muy activo en la guerra en Ucrania, muestra unas aspiraciones políticas excepcionales que le suscitan profundas enemistades en la élite rusa.
Durante mucho tiempo en la sombra, Yevgueny Prigozhin emergió el pasado otoño para asumir la paternidad del grupo Wagner, declarar victorias militares en Ucrania y presumir de sus granjas de trols o de su arte de manipular opiniones, especialmente en África.
Con extrépito, Yevgueny Prigozhin se instaló en el paisaje político ruso.
Nunca antes un agente no oficial había cobrado tal importancia en la acción internacional de Rusia, señalan los analistas consultados por la AFP, que al mismo tiempo señalan la fragilidad de ese ascenso.
“Es alabado y demonizado a la vez” y sus vínculos reales con el presidente Vladimir Putin son objeto de todo tipo de fantasías, afirma Tatiana Stanovaya, experta en Rusia en el laboratorio de ideas Carnegie Endowment for International Peace.
Cada éxito le vale la promesa de un futuro brillante y cada fracaso anuncia su caída inminente, pero “por ahora, ninguna de estas versiones es totalmente realista”, afirma.
“Es lo que llamamos un ‘empresario de la violencia’, una figura que viene de entornos criminales y que siempre ha usado la violencia retórica y física como un medio para hacer progresar sus intereses”, explica Maxime Audinet, del Instituto de Investigación Estratégica de la Escuela Militar (IRSEM) en París.
Prigozhin, un hombre de negocios, estuvo nueve años preso por robo y fraude) y es conocido por sus exabruptos verbales.
– La era pos-Putin –
Sus intereses llegan de forma evidente a la esfera política.
“Busca poner un pie en el espacio del nacional-populismo, inmerso en luchas intestinas desde la muerte en abril de 2022 de Vladimir Zhirinovski, líder histórico del LDPR”, el partido ultranacionalista, indica Audinet.
“Esta parte del espectro político ruso es potencialmente muy prometedora para la era pos-Putin”, agrega.
Prigozhin ha negado que quiera montar un movimiento, pero se otorga un lugar que no necesariamente corresponde a la realidad. Solo dispone de acceso indirecto a Putin, con quien nunca ha trabajado directamente ni es amigo.
“Puede que tenga carta blanca de Putin en su área de responsabilidad (…), pero fuera de ella está políticamente indefenso”, asegura Stanovaya.
“No pertenece al primer círculo del régimen de Putin”, coincide Audinet. Pero “es posible que su notoriedad creciente se le haya subido a la cabeza. A pesar de su estatus no-oficial, el ex delincuente de Leningrado se ha convertido en un actor ineludible”, agrega.
Wagner, de hecho, ha obtenido victorias militares en Ucrania y progresa en África: el grupo está instalado en República Centroafricana y en Malí, aunque este país lo niega. También actuó en Mozambique y flirtea con Burkina Faso.
– Relación “frágil” con el Estado –
Inevitablemente, moviliza también múltiples enemigos al permitirse desacreditar regularmente al ejército, a su Estado Mayor y al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
El miércoles, pidió a los rusos presionar al ejército para que suministre municiones a sus hombres. “Hay obuses. Pero hace falta que los políticos, los bastardos, la escoria pongan su firma” para que sean entregados a Wagner, dijo el empresario.
Para Peter Rough, del Instituto Hudson en Washington, “Prigozhin permite a Putin difundir a través de un tercero el descontento” hacia el ejército, que sufre dificultades en Ucrania desde hace un año.
Y se beneficia, sin ningún tipo de dudas en su opinión, del respaldo financiero del Estado ruso.
Pero “su conflicto con el ministerio de Defensa es sistémico. Recibe del Estado sumas enormes, en detrimento de los militares”, señala a la AFP el periodista de investigación ruso de Dossier Center, Denis Korotkov.
“No tiene amigos y casi no tiene aliados” en el ejército, asegura este experto.
Las declaraciones del miércoles atestiguan que “no tiene línea de comunicación directa con Putin o que esta línea está interrumpida”.
Su reclutamiento durante semanas de mercenarios en las prisiones enfureció a la justicia. Y también empieza a estar en el radar de los servicios de inteligencia.
Prigozhin se atreve a todo. Pero “su relación con el Estado es informal, por lo tanto frágil, y podría interrumpirse sin aviso previo”, opina Stanovaya.
Del mismo parecer es Peter Rough: “Lo que es cierto hoy, puede no sostenerse mañana. Es imposible prever el desenlace de las luchas de poder rusas”.
AFP