Rusia pretendía una caída rápida. En una semana, tenía planeado entrar, tomar Kiev y derrocar al gobierno pro-europeo de Volodimir Zelensky. Un año después, no está ni cerca de sus objetivos. Y según Emine Dzhaparova, viceministra de Asuntos Exteriores de Ucrania, sus esfuerzos y recursos no harán más que agotarse.
En una entrevista exclusiva con LA NACION, la funcionaria nacida en Crimea, una región ucraniana anexada por Vladimir Putin en 2014, analiza los antecedentes de la guerra, los posibles escenarios futuros y habla de la las tácticas del Kremlin para sembrar pánico en el mundo.
-Putin anunció esta semana la suspensión de la participación de Rusia en el tratado Nuevo Start y el despliegue de misiles Sarmat, ¿Estas decisiones son otro elemento de su estrategia de disuasión o realmente debemos preocuparnos? ¿Qué tan cerca estamos de una guerra nuclear?
El chantaje es desde hace años el lenguaje corriente en Rusia. La forma en que Putin se comunica con el mundo no ha cambiado en absoluto con la invasión. Cuando en 2014 Putin anexó Crimea, Ucrania y la comunidad internacional fallamos en responder a su agresión. Él violó todas las normas y lo dejamos. Y por nueve años no hicimos nada al respecto. En ese tiempo, él se preparó para una guerra más grande. La lección es simple: cuando la agresión no es frenada, se vuelve más grande. Pasó con Hitler, justo antes de la Segunda Guerra Mundial. Cuando Hitler ocupó los Sudetes y anexó Austria bajo el Anschluss, todavía varios países europeos volcaban sus esfuerzos en el apaciguamiento. Pero Crimea y el lenguaje de apaciguamiento nos han enseñado cómo debemos tratar a Rusia. No se puede bailar tango con un matón.
Recién hizo un paralelismo con la antesala de la Segunda Guerra Mundial… ¿Contempla una tercera guerra mundial como un posible escenario?
Por supuesto que una tercera guerra mundial es un posible escenario. Cuando una potencia nuclear ataca a un vecino con pretextos estúpidos como la “desnazificación” nadie en el mundo puede sentirse seguro. Y si Putin logra salirse con la suya, ¿por qué no otros? Abre una caja de Pandora. Y por eso es crucial que lo frenemos en Ucrania. Si no lo hacemos, la violencia escalará. Tenemos a Moldavia, Kazajistán, los países Bálticos, Polonia y otros países que ya están pendientes a la inminente amenaza. Y no solo Putin; otros líderes pueden tomar sus acciones como un permiso para reconsiderar sus propias fronteras.
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