La ONU manifestó el viernes su preocupación por la expansión de la actividad de las bandas armadas, que se desarrolla impunemente en Puerto Príncipe desde hace varios años, al valle del Artibonito, la principal región agrícola de Haití.
“Las bandas han creado un clima de terror, caracterizado por saqueos, asesinatos, secuestros, destrucción, extorsión, secuestro de camiones de mercancías y actos de violación contra niñas y mujeres”, advirtió la oficina de la ONU en Haití en un comunicado.
Desde octubre, la ONU ha registrado “al menos 69 asesinatos por disparos y 83 personas heridas” en esta región rural, situada a unos 100 km al norte de la capital, Puerto Príncipe, donde “las cosechas y el ganado de los campesinos son sistemáticamente robados”.
La última ola de violencia, desencadenada a finales de enero por la banda Baz Gran Grif, incluyó un ataque a una comisaría en el que murieron siete policías, según el comunicado.
La ONU también informa de que los agentes de al menos cinco comisarías de la zona “se vieron obligados a cerrar las puertas” de sus comisarías.
Miles de residentes se han visto obligados a huir de sus pueblos ante la violencia, y la ONU dijo estar preocupada por las consecuencias humanitarias de la rápida propagación de la delincuencia en ese departamento haitiano.
Restringidas durante mucho tiempo a los empobrecidos barrios costeros de la capital, las pandillas han aumentado considerablemente desde 2020 su dominio en todo Haití, del que controlan ahora más de la mitad del territorio.
Estos grupos criminales ejecutan secuestros diarios en el área metropolitana de Puerto Príncipe, exigiendo decenas o incluso cientos de miles de dólares a los familiares de sus víctimas, que a menudo son agredidas sexualmente durante su cautiverio.
En 2022, la ONU registró 1.359 secuestros y más de 2.000 muertes en Haití, un tercio más que el año anterior.
AFP