Diez dólares al mes para comer: los recortes de ayuda asfixian a los rohinyá

Diez dólares al mes para comer: los recortes de ayuda asfixian a los rohinyá

Cerca de un millón de refugiados rohinyá en Bangladesh luchan por subsistir debido al recorte de los fondos de ayuda, dejándoles apenas 10 dólares al mes para alimentos, mientras tratan de sobreponerse a un incendio que ha arrasado su campo de refugiados, uno de los más grandes del mundo.

Las dificultades se acumulan para los rohinyá, minoría musulmana proveniente de Birmania cuya ciudadanía no es reconocida por este país de mayoría budista, derivando en su éxodo al vecino Bangladesh, incluidos unos 774.000 que escaparon en 2017, a raíz de una campaña militar birmana descrita como un posible genocidio por la ONU.





En Bangladesh, al menos 12.000 rohinyás se encuentran ahora en absoluto desamparo, después de que un incendio el domingo arrasara un tercio de los asentamientos en Cox’s Bazar, uno de los campos de refugiados más grandes del mundo.

El incendio agrava la de por sí dramática situación de los rohinyá: la ONU pidió esta semana 876 millones de dólares para hacer frente a la crisis migratoria, menos que el año anterior, a pesar del crecimiento de la población rohinyá en los campamento de Cox’s, con Birmania sumida en el conflicto tras el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021, y al aumento mundial del precio de los alimentos.

“De alguna manera, antes podíamos arreglárnoslas con el poco dinero que solíamos tener, pero ahora ni siquiera podemos conseguir eso”, dice a EFE Mohammad Hasim.

Él y su familia de seis miembros recibieron este mes 6.120 takas, 10 dólares por persona, en asistencia alimentaria, mientras antes solían recibir el equivalente a 7.200 takas de Bangladesh o 72 dólares en total al mes.

Y es que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) anunció el mes pasado que reduciría su asistencia a los campamentos de Bangladesh de 12 a 10 dólares por persona al mes a partir del 1 de marzo, citando un déficit de fondos de 125 millones de dólares.

La asistencia es entregada en forma de cupones que pueden mostrar en los puntos de venta del campamento. De acuerdo con el PMA, pueden elegir entre más de 40 alimentos secos y frescos como arroz, lentejas, ajo, cebollas, sal, huevos, y chiles.

DESEMPLEO Y ENFERMEDADES

La mayoría de los refugiados, que no tienen trabajo, venden su cupón a otros por dinero en efectivo, que necesitan para cumplir con otras demandas, como pagar los cargos del teléfono o comprar pescado o carne, poco frecuentes en los puntos de venta.

De acuerdo con el PMA, “alrededor del 40 % de los niños tienen retraso en el crecimiento y el 40 % de las mujeres embarazadas y lactantes están anémicas, todo esto antes del corte de los cupones”.

“El recorte de los cupones nos tiene conmocionados. Nos va a afectar mucho, y estamos preocupados por toda la gente de la comunidad”, dijo a EFE el refugiado Sowdul Amin, que tiene una tienda en el campamento.

La disminución de ayuda humanitaria también está haciendo que refugiados al servicio de ONG pierdan su trabajo, según dijeron a EFE varios refugiados, viéndose forzados a elegir entre un techo o un trabajo, cuando muchos dependen ya casi exclusivamente de la ayuda humanitaria, como la familia Hasim, quien está desempleado.

“Recientemente me pidieron que fuera a un área lejana porque no había trabajo cerca de mi campamento. Así que tuve que dejar de trabajar”, contó a EFE un extrabajador de un centro de aprendizaje administrado por una ONG local, Maung Maung Sa.

Voluntarios rohinyá que trabajan para diferentes agencias de ayuda reciben entre 250 y 350 takas de Bangladesh por día, es decir, entre unos 2,5 y 3,5 dólares por sus servicios, afirman los refugiados.

Con menos ayuda la situación es más compleja, especialmente para las familias numerosas, lo que lleva a algunos a huir, o incluso a involucrarse en actividades delictivas y de contrabando para sobrevivir.

OTRAS EMERGENCIAS EN OTROS LUGARES

La situación no tiene visos de mejorar. El representante del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) en Bangladesh, Johannes van der Klaauw, espera una disminución del apoyo de los donantes debido a otras emergencias en el mundo.

“La situación de los rohinyá ha entrado en su sexto año, tras la última gran afluencia en 2017. Ahora es una crisis prolongada y ya no se considera una emergencia”, dijo a EFE.

“Ahora debemos redoblar nuestros esfuerzos para movilizar recursos y, en particular, fondos para el desarrollo”, exhortó.

Bangladesh alberga a más de 925.000 refugiados rohinyá que han huido de la vecina Birmania, incluidos los 774.000 que huyeron en 2017, y la ayuda es crucial para proporcionar alimentos, vivienda, atención médica, agua potable, protección y educación a 1,47 millones de personas, incluidos 495.000 bangladesíes afectados por la crisis migratoria. EFE