En la astrología, Saturno —que hace dos días comenzó su tránsito por el signo de Piscis—, marca tres grandes ciclos de vida. Este planeta finaliza el recorrido de su órbita alrededor del Sol cada 28 años.
Por Clarín
Esta es una de las razones por las que los astrólogos Beatriz Leveratto y Alejandro Lodi se dieron a la tarea de estudiar estas etapas en su nuevo libro: Astrología y ciclos de vida (Ed. Kier). En la obra explican que “cada uno de estos grandes ciclos marcan hitos, cambios importantes para nuestras vidas”.
El primer ciclo o retorno de Saturno se conoce como la “presentación a la vida” y va de los 0 (cero) a los 28 años.
El segundo ciclo correspondería con lo que llaman “nudo de la vida” y va desde los 28 hasta los 56 años.
El tercer ciclo o “desenlace de la vida” va de los 56 años en adelante.
Leveratto y Lodi explican en su libro cómo ocurre la progresión de los tres ciclos. Detallan que en el primero (de los 0 a los 28) nos desarrollamos como individuos inmersos en la estructura de la familia de origen. De este modo, nuestra primera estructura de personalidad se despliega con la experiencia de ser en el clan.
Durante este ciclo, “nuestra identidad es nutrida, conformada y, por lo tanto, condicionada por aquello que nos transmiten nuestros padres y ancestros (valores, posibilidades materiales, visiones de la realidad, complejos emocionales, aspiraciones, modelos)”, escriben Lodi y Leveratto.
De los 28 a los 56 años vivimos un período llamado “el segundo gran círculo de la existencia”. ¿Por qué? En palabras de ambos especialistas, afrontamos el desafío de desarrollar una personalidad individual que encuentre su lugar en la sociedad, que asuma la responsabilidad propia y que se diferencie de los mandatos familiares.
“Transcurre el ‘nudo dramático’ de la obra. Durante ese trayecto actuamos de un modo decidido y construimos nuestro espacio personal: generamos familia y consolidamos una posición profesional”, explican los autores.
Durante esta etapa nuestra identidad se alimenta de aquello que nos ofrece la sociedad en la que vivimos. A la par de ello, desde nuestra actuación individual reproducimos sus principios, acuerdos, modos de organización y supuestos culturales.
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