Los conocidos “Palmeros de Chacao” bajaron este sábado 1 de abril desde el cerro El Ávila y emprendieron su rumbo a la iglesia San José, en la víspera del Domingo de Ramos, en el inicio de la Semana Santa como lo marca la tradición.
Por Deiker Ortíz | lapatilla.com
Más de 300 palmeros cumplieron con la tradicional bajada hasta Sabas Nieves a las 10 y media de la mañana para posteriormene trasladarse hacia la plaza Bolívar de Chacao.
La cofradía subió al Ávila entre los días martes 28 y miércoles 29 de marzo para recolectar palmas cultivadas en el pulmón de la capital.
El cardenal Baltazar Porras hizo acto de presencia para realizar la bendición de la bajada de los palmeros de Chacao y exhortó a los ciudadanos a vivir la espiritualidad de esta Semana Santa en reflexión.
El alcalde Gustavo Duque, también participó en el recorrido e invitó a la feligresía a participar en las actividades religiosas programas para esta Semana Santa.
“Tradición, familia y lo más bonito de todo esto es lo que hemos logrado, que se integren desde los niños en paz, demostrando que que es posible unir a los venezolanos por una causa común que es la religión”, expresó Duque.
Una Tradición de más de Dos Siglos
Hace 250 años, en 1776, una epidemia de fiebre amarilla asolaba a Caracas y el padre Mohedano primer párroco de Chacao, pidió a los fieles que buscaran las ramas en las montañas, prometiendo perpetuar la práctica si la enfermedad desaparecía.
Con fervor escalaron la montaña, entre rezos y oraciones para que la implacable peste los dejara en paz. Posteriormente, pasaron tres días para que los obreros distribuyeran las palmas en los hogares de los enfermos. Finalmente, llegó el Domingo de Ramos y los pobres enfermos sanaron milagrosamente.
Este evento fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2019. La Unesco recordó en ese momento, que “en los días que preceden la Semana Santa, los recolectores, llamados palmeros, asisten primero a una ceremonia religiosa para recibir una bendición y luego suben al monte, donde van a pasar varias noches, haciendo altos en determinados lugares como si recorrieran el itinerario de un viacrucis”.
El órgano de la ONU también reconoció que esta tradición por tener más de 200 años, promueve la inclusión social, la ciudadanía con valores y promueve una mentalidad de paz que incluye la protección a la naturaleza y a la biodiversidad.