A pesar de ser hijo del músico más importante del planeta, Julian Lennon tuvo una vida complicada y una infancia más dura aún. Luego de décadas recorriendo un camino de sanación para recomponer la relación con su padre, un hecho conmovedor del más allá bastó para que hoy pueda decir que vive en paz.
Por Infobae
Nacer en el momento equivocado
Julian Charles John Lennon nació el 8 de abril de 1963, en Liverpool, desafortunadamente al mismo tiempo que su legendario padre nacía al mundo de la fama. Fue un año muy movido para The Beatles, en el cual John sólo tenía tiempo -y ganas, según él mismo declaró- para atender la beatlemanía. En cuanto supo del nacimiento de su primogénito, el cantante escapó de una gira al hospital donde estaba Cynthia Powell por dar a luz, pero las fanáticas lo siguieron y Lennon jamás pudo llegar. Recién conoció a su hijo a los días del nacimiento que se dignó a pasar por la clínica.
Julian debe su nombre en homenaje a su difunta abuela, Julia, madre del célebre músico británico, quien tuvo gran influencia en su vocación y en sus primeros aprendizajes musicales. Aunque sus padres -John Lennon y Cynthia Powell- se casaron legalmente dos semanas después de su nacimiento, nunca llegaron a conformar un matrimonio unido y mucho menos feliz. De hecho, la suya fue una boda secreta y arreglada por el “qué dirán”: Brian Epstein, padrino del enlace y manager de la banda, incentivó la unión al enterarse que la novia estaba embarazada.
El furor de The Beatles, pero también la alocada forma de vivir del cantante, hicieron que padre e hijo pasaran muy poco tiempo juntos. “No fue un gran padre. Era un gran músico. Eso siempre ha sido delicado, y lo será hasta que pueda encontrar la respuesta, pero no sé si hay una”, expresó Julian cuando le preguntaron sobre su vínculo con John. De todos modos en 1968, a los 5 años de Julian, el matrimonio Lennon-Powell llegó a su fin.
Fuente de inspiración
Julian pasó gran parte de su infancia con un padre ausente. El pequeño Jules, como lo solían llamar, estaba devastado. Mientas que papá Lennon siguió con su vida, su mejor amigo se enteró de lo que había hecho, y reaccionó, “Puedes separarte, pero no dejes solo a Jules”, explotó Paul McCartney.
Fue en ese momento que Paul empezó a ver a Jules como a su hijo. Siempre iba a visitarlos a él y a su madre, pero Julian seguía con la mirada perdida. McCartney ya no sabía qué hacer para ayudar al chico hasta que una revelación llegó a él, cuándo no, en modo de canción.
Paul escribió una de los versos más hermosos de la historia que, en poco tiempo, llegó a los corazones de todos, sobre todo por su mensaje para el hijo de John Lennon. “Hey Jude, no lo hagas mal, elige una canción triste y hazla mejor”.
Así, Hey Jude dedicada para consolar a Julian por el divorcio de sus padres, se transformó en un himno para miles de fanáticos. El tema llegó a los primeros puestos en la lista mundial. La canción originalmente se llamaba Hey Jules pero McCartney cambió el título porque intuyó que Jude sería más fácil de pronunciar. “Tenía 5 años cuando Paul escribió esa canción, y no me enteré que yo era el protagonista de la letra hasta cuando tenía 15, y sólo porque mi madre me lo dijo”, confesó más tarde Julian.
Paul ayudó a Julian a entender que él no era el único que estaba fuera de lugar, su papá también había sufrido pérdidas: John jamás conoció a su padre y su madre lo abandonó cuando él sólo tenía 5 años. Lennon habla sobre esto en Mother, una desgarradora canción que compuso sobre su infancia, en la cual recita, “Madre, tu me tenías pero yo nunca te tuve. Yo te quería, tu no me quisiste”.
“Para mí él fue siempre el tío Paul. Aprecio que haya escrito ‘Hey Jude’, pero también tengo una relación de amor-odio con el tema porque es una gran canción, continuamente me da fortaleza y coraje. Lo otro, y lo que poca gente sabe, es que cuando la escucho, y probablemente lo haya hecho más veces que cualquiera en el planeta, es que encubre un duro recordatorio de ‘esto es cuando papá se fue, se marchó, nos dejó a mi madre y a mí, a luchar por nuestra cuenta’. Es una canción triste porque me recuerda que las dificultades llegaron con la separación de mis padres, pero también estoy agradecido”, se abrió Julian.
El principio del fin
Los primeros años de vida para Julian fueron de ausencia y violencia paterna; el mismo John Lennon lo reconoció en una entrevista con Playboy luego del divorcio, “Solía ser cruel con mi mujer. Pegaba mucho. No sabía cómo expresarme y pegaba. Peleaba con hombres y golpeaba a las mujeres”.
Y lo que vino después del divorcio para Julian, a pesar de tener un padre en la cima más alta que un astro musical pueda llegar, fue claramente peor: el allanamiento del huracán Yoko Ono.
El mismo año en que sus padres se separaron, se lo pudo ver al pequeño Julian de paseo junto a su papá y Yoko, que también se mostraban con la hija de esta, Kyoko Chan Cox. Pero precisamente acá surgió el detonante de la separación entre padre e hijo: Yoko tuvo problemas con la custodia de Kyoko; entonces, básicamente siguieron el concepto de “si yo no veo a mi hija, vos no ves al tuyo”. Como resultado, por unos seis años, los más significativos en la edad de crecimiento de cualquier niño, Julian no vio a su papá.
Recién en 1974, John se separó por un año de Yoko y estuvo a su lado una persona muy importante para la familia: May Pang, secretaria personal y amante, 10 años más joven que él, de origen chino. May incentivó a John para volver a encontrarse con afectos con los cuales estaba distanciado: McCartney, Harrison y, sobre todo, con su hijo Julian.
En este período de amnistía se dio el “El fin de semana perdido”, como el mismo Lennon lo llamó. Bajo el consejo de May Pang, Julian y su madre Cynthia los visitaron y se fueron todos juntos a Disneylandia. Durante esos días, Cynthia le dijo a John que quería tener otro hijo suyo. El Beatle evadió la idea y, segun cuenta May, le inventó que el médico lo diagnosticó estéril.
En lo que respecta a Julian, fue en este tiempo, que con 11 años hizo su debut como cantante en el álbum de su padre Walls and Bridges, tocando la batería en la canción Ya-Ya, y quedó en su memoria como uno de los recuerdos más lindos con su padre.
Cuando John volvió con Yoko, Julian pudo ver contadas veces a su padre; es sabido que sus llamadas y cartas eran rechazadas por Yoko y rara vez llegaban a destino. La distancia se profundizó cada vez más y, sobre todo, luego del 9 de octubre de 1975, día que nació Sean Lennon, hijo de John con Yoko Ono.
Así pasaron los últimos cinco años, hasta que llegó el fatídico 8 de diciembre de 1980, fecha en la cual John Lennon fue brutalmente asesinado, y lo que sigue es historia.
Luego del disparo a papá
En el momento que mataron a su padre, Julian vivía en el ático de la casa de su madre en el norte de Gales, “En medio de la noche la chimenea se apagó. Luego supe que, aparentemente en ese mismo instante, le habían disparado a mi papá. Mamá estaba en Londres y no hice nada con respecto a la chimenea, sólo volví a dormir”, dijo a la revista Hola, cuando le preguntaron dónde estaba al morir John. “A la mañana siguiente bajé y mi padrastro estaba allí pero con todas las cortinas cerradas. Cuando las abrí, vi que había cientos de personas que gritaban y presionaban afuera. Mi madre le había dicho que no dijera nada hasta que ella regresara pero fue muy difícil para él porque yo seguía preguntándole qué estaba pasando. Al final me lo dijo y no podía creerlo. Estallé en lágrimas”, contó lo que sucedió cuando tenía 17 años y la noticia salía a la luz.
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