El estancamiento de las negociaciones políticas en Ciudad de México es el factor clave para la postura de la Casa Blanca ante las sanciones al chavismo, según expertos. Es improbable que se amplíen en mayo los términos de las operaciones de Chevron en Venezuela, opinan.
La renovación de la licencia del gobierno estadounidense a la empresa Chevron para sus operaciones en Venezuela, la próxima semana, no está en riesgo a pesar del escándalo de corrupción que ha salpicado a la estatal petrolera del país suramericano y del congelamiento de las negociaciones de México, coinciden expertos.
Por Gustavo Ocando Alex | VOA
La petrolera Chevron Corporation recibió a finales de noviembre del año pasado de parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos una licencia que la autorizó a reanudar operaciones limitadas de extracción del petrolero venezolano por los siguientes seis meses.
Un comunicado y declaraciones de funcionarios del gobierno estadounidense indicaron que esa acción buscaba “proporcionar un alivio de sanciones específicas” como parte de una política a favor del diálogo político entre el régimen de Nicolás Maduro y sus opositores.
Ese permiso ha permitido a Chevron enviar crudo venezolano a las refinerías de la costa del golfo de México. Su producción en las empresas mixtas llegó en enero a 90.000 barriles por día, un aumento de 80 % en comparación con noviembre, informó Bloomberg.
Esa licencia vence el 25 de este mes, es decir, la próxima semana. Las discusiones sobre su renovación o no y los términos de las operaciones de Chevron en Venezuela ocurren en un contexto de escándalo de corupción milmillonaria de su socia, la estatal petrolera PDVSA.
Maduro denunció en marzo una “trama de corrupción” de funcionarios, intermediarios, empresarios, jueces, políticos del partido de régimen y “mujeres de la mafia” que habría desfalcado entre 3.000 y 21.200 millones de dólares de la industria, de acuerdo con informes de las agencias de prensa internacionales, como Reuters.
La red de corrupción en PDVSA incluyó operaciones opacas de intermediarios que dejaron una mora de centenares de millones de dólares en cuentas por cobrar, según han descrito el fiscal general Tarek William Saab. Ya suman al menos 58 detenciones de figuras cercanas al poder venezolano.
Esa corrupción no será un factor clave para la renovación o no de la licencia a Chevron, advierten especialistas. El epicentro es el diálogo de México, dicen.
Corrupción de vieja data
Las irregularidades administrativas en PDVSA son asunto de “hace algún tiempo”, recuerda Francisco Monaldi, economista venezolano, con postgrado y doctorado en la Universidad de Stanford, y estudios de desarrollo económico en la Universidad de Yale.
Los escándalos de corrupción en PDVSA no son una novedad. La Fiscalía ha acusado penalmente y hasta detenido a jerarcas y directivos de la petrolera venezolana. En 2015, arrestó al exgerente José Luis Parada por negocios ilícitos con el combustible.
Tareck El Aissami, quien renunció como ministro de Petróleo debido al destape de la corrupción, había acusado previamente al expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez, residenciado en Italia, de desfalcar al Estado con 4.800 millones de dólares entre 2012 y 2013, es decir, años antes de la imposición de sanciones o la liberación de licencias.
“Pareciera obvio que se va a renovar como está (la licencia de noviembre), porque no hay factores que cambien el statu quo” en las exigencias de Washington a Caracas, centradas esencialmente en el diálogo entre oposición y gobierno, dice Monaldi a la Voz de América.
La negociación de México, facilitada por Noruega y promovida por Estados Unidos como salida a la prolongada crisis política venezolana, estuvo congelada por 13 meses hasta que se reanudó, en noviembre pasado, coincidiendo con la licencia renovada para Chevron.
Casi 6 meses luego, no ha habido otro encuentro entre las delegaciones ni ha habido avances en el acuerdo logrado entonces, de un fondo con fines sociales.
Una cumbre sobre Venezuela convocada en Bogotá por el presidente colombiano Gustavo Petro, justamente para el día cuando se vence la licencia otorgada a Chevron de seis meses, el 25 de abril, pudiera descongelar la negociación y ayudar a “poner orden” en la crisis venezolana, sugiere Monaldi.
El economista cree “improbable” que la licencia de Chevron se amplíe, como se esperaba si hubiese existido avances hacia la redemocratización de su nación.
Da por sentado, eso sí, que no habrá inconveniente en renovarla en los mismos términos de noviembre.
Trama de impacto “bajo”
El “daño reputacional” del gobierno de Maduro por el reciente escándalo no ha tenido mayor repercusión en Estados Unidos, diagnostica en conversación con la VOA el especialista venezolano en economía y petróleo Antonio De La Cruz.
El impacto de la corrupción en PDVSA es “bajo” en la decisión de renovar o no la licencia a Chevron, señala. Según De La Cruz, la empresa “no va a perder esa oportunidad” de mejorar sus negocios en Venezuela a pesar del contexto.
“Pienso que van a conseguir la renovación de la licencia, van a seguir operando como vienen, van a seguir recibiendo los embarques de crudo (en las refinerías del golfo)”, indica.
Monaldi, por su parte, estima que la salida del ministerio de petróleo de El Aissami, señalado criminalmente y buscado aún por Estados Unidos, “podría facilitar” futuras negociaciones entre Washington y Caracas, en cambio.
“La imagen internacional (del gobierno), ciertamente, hace bastante más difícil a los actores internacionales negociar con PDVSA”, apunta, antes de recordar que, técnicamente, el escándalo subraya la necesidad de “buscar alternativas” a un mercado sancionado y forzado a vender entre descuentos y opacidad.
El gobierno estadounidense expresó su apoyo a la lucha anticorrupción del chavismo. “Apoyamos los esfuerzos para acabar con la corrupción, incluidos los de Venezuela, y vamos a seguir atentos a la situación”, comentó entonces John Kirby, portavoz de la Casa Blanca
De La Cruz, por su lado, afirma que Chevron tiene decenas de contratos “en la mano” con la estatal petrolera en Venezuela y no vislumbra su finalización en el corto plazo, mientras el gobierno de Maduro ha designado nuevos actores en la industria de hidrocarburos.
“Ya esa relación se transfirió directamente a la vicepresidenta Delcy Rodríguez” y el nuevo presidente de PDVSA, Pedro Tellechea, un coronel que se encargaba de la industria petroquímica, Pequivén, precisa. “A rey muerto, rey puesto, reza el refrán”, dice.