Miles de personas huyeron este miércoles de Jartum, la capital de Sudán, donde según testigos yacían cadáveres en las calles, en el quinto día de combates entre el ejército y paramilitares.
Los enfrentamientos en Jartum y en otras partes de la nación han dejado más de 270 civiles muertos, según un balance “provisional” de quince embajadas occidentales.
Los gobiernos extranjeros empezaron a planear la evacuación de miles de expatriados, incluidos funcionarios de la ONU.
Diplomáticos extranjeros han sido atacados y Naciones Unidos denunció “saqueos, ataques y violencia sexual contra cooperantes”.
Los combates estallaron el sábado entre las fuerzas de dos generales que tomaron el poder en un golpe de Estado de 2021: el jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y su entonces número dos Mohamed Hamdan Daglo, comandante del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Los dos militares se oponen sobre los planes de integrar las FAR al ejército regular, una condición clave del acuerdo final para retomar la transición democrática de Sudán.
Cadáveres en las calles
Miles de personas comenzaron el miércoles a dejar sus casas en la capital sudanesa, de cinco millones de habitantes. Algunos iban en vehículos, otros a pie, incluidos mujeres y niños.
Las calles estaban llenas de cadáveres con un fuerte olor a descomposición, dijeron testimonios.
“La vida en Jartum es imposible si no se detiene esta guerra”, dijo a AFP Alawya al-Tayeb, de 33 años, mientras huía de la capital.
“Hice hasta lo imposible para que mis hijos no vean los cadáveres en las calles”, añadió.
Fuertes explosiones e intensos tiroteos se escucharon en Jartum y testigos indicaron que gruesas columnas de humo negro salían de los edificios alrededor del cuartel del ejército en el centro de la capital.
Combatientes de las FAR en vehículos armados y camionetas con armas pesadas recorrían las calles, mientras los aviones de combate del ejército sobrevolaban y disparaban a blancos del grupo paramilitar, según testigos.
Los civiles que permanecían en sus casas estaban cada vez más desesperados ante la escasez de alimentos, los apagones y la falta de agua potable.
Su esperanza de ser evacuados se esfumó el martes, cuando una tregua humanitaria de 24 horas colapsó a pocos minutos de la hora prevista de inicio.
Las FAR anunciaron el miércoles unilateralmente “una tregua de 24 horas desde las 16H00 GMT” pero hay pocas esperanzas de que se cumpla.
Transición descarrilada
Imágenes satelitales muestran el alcance de los daños, visibles en el interior de la sede del Estado Mayor del ejército, en el edificio del servicio de inteligencia o en un depósito de camiones cisterna del que solo se ve una inmensa mancha negra.
La electricidad y el agua ya no llegan a partes de Jartum, lo que ha obligado a los vecinos a salir cuando bajan los combates en busca de comida y suministros.
“Ningún bando parece ganar por el momento, y teniendo en cuenta la intensidad de los combates (…), las cosas pueden empeorar antes de que los dos generales se sienten a la mesa de negociaciones”, advierte Clément Deshayes, de la Universidad París 1.
Esta espiral de violencia tiene lugar después de que más de 120 civiles murieran en la represión contra las manifestaciones prodemocracia de los últimos 18 meses.
El estallido de violencia el sábado fue la culminación de las profundas divisiones entre el ejército y las FAR, creadas en 2013 por el depuesto líder autocrático Omar al Bashir.
Burhan y Daglo derrocaron juntos a Bashir en abril de 2019 tras las multitudinarias protestas contra sus tres décadas de gobierno férreo.
En octubre de 2021, los dos hombres encabezaron un golpe contra el gobierno civil instalado tras la salida de Bashir y pusieron fin a una transición apoyada por la comunidad internacional.
Burhan, un militar de carrera del norte de Sudán, ha dicho que el golpe era “necesario” para incluir a otras facciones en la política.
Pero para Daglo, conocido como “Hemeti”, el golpe fue un “error” que no logró generar cambio y más bien reforzó a los que quedaron del régimen de Bashir. AFP