Los restos del fundador de la Falange, partido de inspiración fascista que fue uno de los pilares del franquismo, son exhumados este lunes del mausoleo donde estuvo enterrado Franco, “un paso más” según el gobierno de izquierdas, en la labor de memoria sobre la Guerra Civil y la dictadura.
Dos vehículos funerarios entraron en el complejo monumental, no lejos de Madrid, hacia las 06H30 GMT, según imágenes difundidas por la televisión pública.
Los restos de Primo de Rivera (1903-1936) serán trasladados al cementerio madrileño de San Isidro, donde están enterrados varios miembros de su familia.
Según un fotógrafo de AFP, todos los accesos al cementerio estaban acordonados por la policía mientras algunos activistas de extrema derecha empezaban a concentrarse en el lugar.
Hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, quien dirigió España de 1923 a 1930, el fundador de la Falange fue ejecutado por los republicanos en noviembre de 1936, al comienzo de la Guerra Civil española (1936-1939), que arrancó tras una sublevación de militares, entre ellos el general Francisco Franco, contra el gobierno republicano elegido democráticamente.
De inspiración fascista, el partido de la Falange fue uno de los pilares del régimen franquista, junto a la Iglesia católica y el ejército.
Esta exhumación, que se produce tres años y medio después de la de Franco, deriva de la entrada en vigor en octubre de la Ley llamada de “Memoria Democrática” que, entre otros, pretende convertir el antiguo mausoleo en un lugar de memoria sobre este periodo sombrío.
“Es un paso más” para “que no se enaltezca a ninguna persona, a ninguna ideología que evoque a la dictadura”, afirmó el jueves el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.
“La democracia española no se merece” lugares como el Valle de los Caídos, agregó este viernes.
La familia Primo de Rivera, que negoció las condiciones de la exhumación con el gobierno, eligió la fecha porque corresponde con el 120º aniversario del nacimiento del fundador de la Falange.
Cerca del altar
Tras su llegada a la presidencia del gobierno en 2018, el socialista Pedro Sánchez se marcó como prioridad el resarcimiento de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista (1939-1975).
Tras años de batalla judicial con la familia, en 2019 consiguió exhumar los restos de Franco del “Valle de los Caídos” para que ese mausoleo, que no tiene equivalente en otros países de Europa occidental que también vivieron dictaduras, no continuara siendo un “lugar de apología” del franquismo.
Franco y Primo de Rivera fueron enterrados a cada lado del altar de la basílica.
Igualmente, Sánchez hizo de la búsqueda de los desaparecidos republicanos de la Guerra Civil, muchos en fosas comunes, una “responsabilidad de Estado”.
Encargada por Franco en 1940 para celebrar su “gloriosa cruzada” católica contra los republicanos “sin Dios”, el Valle de los Caídos se encuentra a unos 50 kilómetros de Madrid. Rebautizado por el gobierno como Valle de Cuelgamuros, su construcción por parte de miles de prisioneros políticos se extendió durante casi 20 años.
Dominada por una cruz de 150 metros de altura, esta basílica es visible a decenas de kilómetros a la redonda.
En nombre de una pretendida “reconciliación nacional”, Franco hizo trasladar los cuerpos de más de 30.000 víctimas de la Guerra Civil, franquistas pero también republicanos, sacados de cementerios y de fosas comunes sin informar a sus familias.
Divisiones
Los restos de las víctimas republicanas reclamadas por sus familias también deben ser exhumadas, pero el proceso se retrasó debido a una batalla judicial.
En noviembre, las autoridades españolas hicieron exhumar también los restos de un dirigente militar franquista, el general Queipo de Llano, de la basílica de la Macarena de Sevilla. A este general se le considera como responsable de miles de ejecuciones en el sur de España ocurridas tras el levantamiento militar de 1936, entre ellas la del poeta Federico García Lorca.
La memoria sobre la Guerra Civil y la dictadura continúa dividiendo a España, donde nunca cerraron del todo las heridas del pasado y la derecha acusa a la izquierda de reabrirlas.
En el gobierno “quieren empezar de nuevo a profanar tumbas, quieren empezar otra vez a desenterrar odio”, lanzó el jueves el jefe del partido de extrema derecha de Vox, Santiago Abascal, aplaudido por sus seguidores. AFP