Aniversarios nefastos los que tienen que ver con destrucción, muerte o acontecimientos que miden en el tiempo el sufrimiento, como los son estos últimos 10 años, la segunda y peor parte de la inefable herencia que nos dejó el traidor mayor, Hugo Chávez, hoy felizmente difunto. Digo peor, aunque es muy difícil separar el grado de estragos causados a mi patria desde el aciago momento en el que llegó al poder esta facción infernal de resentidos y mil veces traidores. De verdad, hablando de castrochavismo, todo es peor.
Enfocándonos en aquel día que lo catalogo como terrorífico, espeluznante por decir lo menos, en el que el moribundo intergaláctico ungió cómo sucesor a Nicolás Maduro, expresando con ese acto, a su máximo nivel, todo el odio que sentía por los venezolanos. Eran tan malas sus opciones que escoger a cualquiera siempre siempre sería una cochinada. No hay acción hecha por esta mafia heredara que haya sido para beneficiar a Venezuela y mucho menos viniendo de quien ni siquiera venezolano es.
El pasado miércoles 19 de abril el extranjero, narcoterrorista Nicolás Maduro cumplió 10 años usurpando el poder. Es un criminal no porque lo afirme yo, él es objeto de investigaciones por crímenes de lesa humanidad ya avanzadas por parte de la Corte Penal Internacional y otros organismos internacionales.
Los cuestionamientos de su legitimidad son bien contundentes pues aparte de la trampa electoral que lo colocó en el poder, tenemos que un extranjero no puede ser presidente de Venezuela según la Constitución y se saltaron todos los procedimientos inclusive desde que fue vicepresidente ilegítimamente , partiendo de alli se ha mantenido en el poder por múltiples factores, entre ellos, la cesión del poder o dándoles prebendas a la cúpula militar quienes están asaltando las riquezas del país y con el asesoramiento de sus amos, los hermanos Castro (G 2 cubano), convirtiendo a Venezuela en una vulgar provincia cubana, lo insólito y demoledor es que hemos sido sometidos por los arruinados chulos y parásitos de esa isla cuyas limitadas riquezas ( turismo y caña de azúcar) también saquearon .
La represión y la ruina ejercida en toda Venezuela por ese miserable en los años 2014, 2017 y 2020 conllevó a la diáspora de más de ocho millones de venezolanos, convirtiéndonos en el segundo país con más éxodo migratorio en el mundo sin tener guerra.
Quién puede negar la política económica comunista, súper cerrada con controles de tipo de cambio, de precio de venta al pueblo, de tasas de interés de la cartera crediticia bancaria.
Recordemos que Venezuela experimentó 120 % de inflación en el primer año de gobierno de Maduro, y alcanzó un nivel jamás visto en el país en 2018, al llegar a 2.800.000 %. En los últimos 12 meses, el alza de precios supera el 440 %, de las más altas del mundo, precisa.El país entró durante 50 meses en un proceso conocido como hiperinflación, una inflación fuera de control y sin tendencia a equilibrarse, entre noviembre de 2018 e inicios de 2022.
El bolívar, la moneda nacional, se ha depreciado sin pausa por la subida, por ejemplo, de hasta 304 % en solo ocho meses del tipo de cambio en su primer año de gobierno.
En ese contexto, Maduro decidió concretar dos reconversiones monetarias en 2018 y 2021 para eliminar un total de 11 ceros a la expresión de la moneda local. Eso sí, siempre despotricando contra el dólar para que ahora sea la moneda reconocida para el comercio y cualquier transacción cotidiana.El Producto Interno Bruto de Venezuela se contrajo más de 90 % en los últimos 9 años.
Hubo sectores que se contrajeron al 100 %, como la construcción. El tamaño de la economía era de 460.000 millones de dólares cuando Maduro asumió el poder y ahora es de 100.000 millones de dólares. Cómo cosa curiosa estos inútiles siempre generando récords inusuales y negativos, como la devaluación de la moneda norteamericana día a día. De 4 dólares cuando la reconocieron como divisa cotidiana, a más de 25 bolívares por dólar en estas últimas fechas.
Las reservas internacionales del país eran de 26.000 millones de dólares en 2014, pero ahora alcanzan los 6000 millones, con un salario mínimo mensual equivalente a menos de 6 dólares.
Más de 80 % de la población tiene salarios que no pueden cubrir ni la canasta alimentaria. Es un Estado que no logra resolver los problemas económicos primarios.
Desde la cárcel del exilio concluyo que en su estrategia, ha sabido esquivar las crisis ayudado por la torpezas de nuestra dirigencia de oposición, nada inocente de ninguna de las partes, pero sigo muy optimista de que caerán de cualquier forma, los tumbaremos para desmantelar esa red criminal que los mantiene y les da fuerza con el mundo del delito internacional, pero sólo sin ellos en el panorama electoral, ni político, existe la posibilidad de que Venezuela recupere su democracia, prosperidad y libertad. Mi enfoque y acción día con día está en esa dirección, los fustigo, sin pausa y con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio Briceño Torrealba
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