En el siglo XXI las Américas soportan la expansión de la dictadura de Cuba que ha impuesto su sistema en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, pero además, ha expandido su control a gobiernos de países democráticos por medio de la operación de candidatos que cuando llegan al poder someten los Estados que representan al servicio de las dictaduras. Son los gobiernos paradictatoriales del castrochavismo, que la realidad objetiva señala hoy en Argentina, México, Chile, Colombia y Brasil.
Un gobierno paradictatorial es el dirigido por un presidente elegido en un país con democracia que sirve a regímenes dictatoriales para contribuir a su sostenimiento con acciones de legitimación y apoyo, incumpliendo las obligaciones jurídicas internacionales y en perjuicio de los propios intereses nacionales.
Gobiernos democráticos que ignoran los crímenes que los regímenes dictatoriales cometen de ejercicio del poder por medio de terrorismo de Estado, crímenes de lesa humanidad, violaciones institucionalizadas de derechos humanos, presos y exiliados políticos, control indefinido del poder por medio de la violencia y el miedo, persecución política judicializada, ausencia de estado de derecho, institucionalización del fraude electoral con figura de dictaduras electoralistas, desaparición de la separación e independencia de los poderes públicos y más.
Además, los gobiernos paradictatoriales incurren en acciones de apoyo abierto a las dictaduras en política exterior. Mas allá de mantener relaciones internacionales, responden a la política dictatorial con la legitimación de las acciones criminales de los dictadores y el disfraz de la narrativa de revolución con discurso antimperialista para encubrir atrocidades y destinan recursos internos para ayudar a las dictaduras.
Estas características y más hechos notorios son los que señalan como gobiernos paradictatoriales a los de Alberto Fernández y Cristina Kirchner de Argentina, Andrés Manuel López Obrador de México, Gabriel Boric de Chile, Gustavo Petro de Colombia y Luis Ignacio Lula da Silva de Brasil. Presidentes elegidos en países democráticos, todos llegados al poder mediante elecciones en las que el socialismo del siglo XXI los auspició, todos de minoría y todos ejecutando política exterior a favor de Cuba y sus dictaduras satélites.
El gobierno de Fernández/Kirchner desde Argentina ha reconocido a la dictadura de Venezuela, repuesto la dictadura en Bolivia como base de operaciones de Cuba protegiendo y sosteniendo a Evo Morales, ha ignorado los crímenes de Ortega/Murillo en Nicaragua, ha formado parte de la trama de fuga de su Embajada en Ecuador de una condenada del régimen de Correa, ha mandado “ayuda humanitaria a Cuba”, ofrecido su apoyo a Rusia y más…
López Obrador a nombre de México ha sostenido y legitimado al dictador Nicolas Maduro al que ha recibido como jefe de estado en lugar de detenerlo con la orden de captura internacional y 15 millones de dólares de recompensa por el Cartel de los Soles, ha condecorado al dictador Diaz Canel pagando por médicos esclavos en perjuicio de los médicos mexicanos, está comprando piedras a la dictadura cubana, es el centro del sostenimiento político de los narcoestados dictatoriales, ha rescatado con avión oficial al dictador Evo Morales y más…
La política exterior de Chile con Boric se usó para condenar la exclusión de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre de las Américas, ha acusado a Estados unidos de tratar de destruir la revolución cubana calificando el supuesto bloqueo de ignominioso, ha permitido la penetración de la dictadura de Bolivia en el fallido proceso constituyente chileno con homenajes públicos. Tiene hechos contradictorios porque discrepando favorablemente se ha solidarizado con presos y perseguidos políticos de Nicaragua.
Desde la toma de mando Gustavo Petro ha marcado la línea paradictatorial con énfasis en la legalización de las drogas repitiendo la narrativa cubana del fracaso de la lucha contra el narcotráfico, ha regularizado relaciones con Maduro al que ahora ayuda a legitimarse a costa de sectores de la oposición venezolana, busca legalizar guerrilleros del ELN protegidos por Cuba bajo el paradigma de negociaciones de paz, ha hecho intervencionismo en la crisis de Perú para defender al golpista presidente Castillo y más.
Lula es el único jefe histórico vivo del castrochavismo, creador del Foro de Sao Paolo con Fidel Castro y del populismo bolivariano con Chávez, es el autor principal del mayor caso de corrupción de la historia llamado LAVA JATO porque fue él como presidente de Brasil quien permitió el uso de los recursos del pueblo brasilero para tales crímenes aún impunes en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. A nombre de Brasil acaba de proclamar en China la alianza mundial de las dictaduras contra la democracia con narrativa antiimperialista.
*Abogado y Politólogo.Director del Intermerican Institute for Democracy