Cuando se enfrentan a esta situación, los chicos evidencian ciertos indicios que, algunas veces, pueden ser sutiles. Cómo identificarlo, prevenirlo, y qué acciones deben adoptar los adultos.
Por infobae.com
Según UNICEF, cuando se habla de bullying, también se refiere a acoso escolar. Ambas palabras son sinónimos de una misma conducta: persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma negativa, continua e intencionada. Esta misma acción también puede tener lugar en internet, por lo cual es denominado como ciberacoso o ciberbullying. En este ámbito, el acosador tiene sensación de anonimato y las consecuencias son más difíciles de evaluar. En el Día Mundial Contra el Acoso Escolar, cuáles son las señales que indican que un chico sufre de acoso escolar
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida como Unesco, estima que “246 millones de niños y adolescentes podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus escuelas”. “Aunque se sabe que el acoso escolar deja huellas profundas en quienes han sido víctimas, es frecuente que las escuelas no faciliten espacios de diálogo, lo que termina alentando el silencio, la indiferencia y el ocultamiento”, aseguran desde UNICEF en un documento emitido en 2022.
Al tiempo que señaló que “para conseguir esa estructura de humillación, quien tiene este comportamiento va a recurrir a todo lo que pueda con tal de hacer sentir a quien es victimizado que no vale, o que vale menos y que se debería ir”. Ya que el bullying abarca todas las formas de acoso físico, verbal o social que los estudiantes cometen hacia uno o varios compañeros.
¿Cómo reconocer a una víctima de acoso escolar?
Ya sea en redes sociales como en la vida real, tanto la víctima como el impulsor del acoso escolar tienen ciertas particularidades, aseguran desde UNICEF. Es que mientras uno se basa en la timidez, el otro se muestra de forma inversa. Entonces, ¿cuáles son los 8 comportamientos de quien padece bullying?
1. Frecuentemente muestra baja autoestima, inseguridad o timidez, puede dejar de juntarse con sus amigos y buscar continuamente la compañía de adultos.
2. Suele estar aislado por sus compañeros y tener poco apoyo en redes sociales.
3. Puede mostrar reacciones pasivas, provocadoras (imitando a sus acosadores) o reproducir el acoso hacia otras víctimas.
4. Hay señales que pueden ser dejar de asistir a clase, bajar el rendimiento o mostrar desinterés por el colegio.
5. Deja de participar en su grupo de compañeros.
6. Sufre cambios bruscos de humor, en su alimentación o en su uso de las redes sociales.
7. Puede manifestar miedo a la soledad, ataques de pánico, insomnio o pesadillas.
8. Puede presentar lesiones físicas, perder cosas o llevarlas rotas.
¿Cómo reconocer a un agresor?
Por el otro lado, UNICEF también enumeró algunos comportamientos que permiten reconocer a un agresor o acosador escolar, además de un ciberagresor:
1. Actúa impulsivamente buscando reconocimiento y aceptación.
2. Manipula, se comporta de forma agresiva y tiene baja tolerancia a la frustración.
3. El ciberagresor puede comportarse con normalidad en el plano físico y mostrar su lado agresivo en las redes.
4. Ciberagresor es todo el que produce contenidos, los sube a las webs, los ve y los comparte.
Sobre cuáles son las señales para reconocer si un niño está sufriendo bullying, la especialista destacó que “hay signos que pueden responder a estar siendo victimizado en la escuela. Lo cierto es que cualquier chico o chica que cambia sus hábitos, su conducta al comer, dormir, mirar a los demás, estar atento o pendiente de sus dispositivos algo está expresando. Puede ser que tenga que ver con el bullying o no. En muchas situaciones los chicos que están siendo victimizados se quejan de la escuela, están irritables, muy reactivos o duermen de más; todo eso nos tiene que alertar para acercarnos a hablar”.
“El impacto del acoso escolar en la vida de una persona afecta su autoestima y salud mental, tiene consecuencias en la confianza hacia sí misma/o y hacia los demás, así como también incide en el bajo rendimiento escolar, e incluso, puede motivar el abandono escolar. Estas situaciones evidencian la necesidad de contar con protocolos para las familias y comunidades. Por ello es importante abordar estos fenómenos desde una perspectiva de derechos, siendo conscientes de que las niñas, niños y adolescentes también están expuestos a violencia en las instituciones de sus comunidades”, resaltaron desde UNICEF en el documento.
Al tiempo que la experta agregó: “Un niño, niña o adolescente que está siendo victimizado por sus pares, que está sufriendo bullying o lo está protagonizando cambia su comportamiento básicamente; es un chico que se apaga, que se le va al brillo de los ojos, que llora sin motivo, que deja de estudiar si es que era muy estudioso o se pone a estudiar mucho más para abstraerse de todo lo que sucede afuera, aparecen alteraciones del sueño, alteraciones en la alimentación, chicos que dejan de comer, que se ponen a hacer dietas sumamente estrictas, dañinas, porque muchas veces, como consecuencia del bullying buscan modificar su imagen corporal”.
“Básicamente son chicos que cambian su estado de ánimo, su comportamiento, su mirada, su aspecto físico y además de esto hay cosas que se observan como moretones, golpes, desalineo al volver del colegio, pérdida de pertenencias, pérdida de trabajos prácticos que habían hecho, de dinero”, enumeró Zysman.
Cómo se prevenir el acoso escolar
Según señalaron desde UNICEF, el acoso escolar se puede prevenir con acciones que, básicamente, están en la mano de los adultos. “Con tanta información que circula, a veces no del todo certera, hay docentes que esperan que el chico esté destruido para darse cuenta de que hay bullying, y hay que intervenir ante las primeras señales”, afirmó Zysman.
“Darle importancia a los padeceres de los chicos sin necesidad de que lleguen al extremo. Hay pequeños gestos discriminatorios de burlas, apodos, miradas despectivas, exclusiones, aunque sean chiquitas tienen que abrirnos los ojos”, reflexionó la experta y agregó: “Los padres tienen que escuchar, sea al niño o a quien le haya referido, que puede ser la mamá de otro compañero, un compañero del chico, o el hermano mayor, por ejemplo; e ir con mucho cuidado con el niño para no presionarlo. Por ahí no quiera contar del todo lo que sucede por miedo a lastimarnos, porque muchas veces tienen ese miedo. Permanentemente me dicen que ellos no cuentan porque cuando cuentan los grandes la complican más”.
La sugerencia siempre es “escuchar al niño, porque, incluso, puede tener una edad en donde uno cree que se tiene que arreglar solo, pero no tener los recursos. Y entonces es el adulto quien se los debe ‘prestar’”. ¿Cómo? “Escuchando, dándole confianza, no desbordándonos, manteniendo toda la calma del mundo y con todo lo que él nos pueda contar, acordar con él si es que aprueba que nosotros vayamos a la escuela, diciéndole que vamos a exigir confidencialidad. Los padres tenemos que pedir confidencialidad, tanto con nuestro hijo si es hostigado como respecto al accionar del colegio con el hostigador”.
Por su parte, UNICEF señaló cuatro acciones que pueden realizar los adultos para prevenir el bullying:
1. Fomenta los vínculos afectivos y enseña a detectar relaciones tóxicas.
2. Trabaja la apertura a la diversidad y a asumir la diferencia como riqueza.
3. Como testigos de un caso de acoso enseña que siempre hay que actuar.
4. Educa en el uso de la tecnología en su día a día, enseñando a tus hijos a navegar con sentido crítico.
5. Escucha y habla con tus hijos, potencia su confianza.
6. Actúa. Si lo dejas pasar, podría empeorar, por lo cual comunícaselo oficialmente al colegio.
7. Valora la necesidad de asistencia sanitaria, física o psicológica y enseñe a tus hijos a anticipar y a actuar frente al acoso.
Por último, Zysman aseguró que los síntomas de bullying son claros, por lo que aclaró que “hay situaciones de pérdida de amistad, de dificultad para integrarse a grupos, porque los grupos están marcados y porque no les abren la puerta, que no implican necesariamente bullying”. “El bullying es una forma de violencia que consiste en humillar deliberadamente de manera reiterada y sostenida a un par, que se tiene que dar de manera reiterada, sostenida, en donde hay un gran desequilibrio de poder”, agregó.
Y concluyó: “Los chicos que son victimizados ya no lo viven de manera tan silenciosa, se quejan de que no tienen grupo para trabajar, que hacen juntadas y no los invitan, que no la pasan bien a la escuela. No quieren levantarse a la mañana para ir a la escuela, que refieren que no los quieren, que les cuesta, y que muchas veces lo que sucede es que los adultos minimizan esos signos o hasta que no estalla no se les da importancia”.