Hay tres bichos que tienen un talento especial a la hora de sacarnos de quicio: las moscas, las avispas y los mosquitos. Las moscas se han especializado en zumbar constantemente alrededor de nosotros para posarse de vez en cuando… lo justo para hacer que perdamos la paciencia. Las avispas -por su parte- saben que uno de los momentos más divertidos que pueden arruinarnos es la hora de la comida. Y siempre lo aprovechan. Lo que les gusta hacer a estos insectos es volar hasta nuestro plato cada vez que queremos comer; lo que hace que perdamos el apetito… y la respiración.
Por larazon.es
Y por último están los mosquitos, que se han especializado en quitarnos el sueño. Los mosquitos pueden picarnos tanto por el día como por la noche. Pero no hay nada más satisfactorio para ellos que la oportunidad de arruinarnos el sueño. Lo que más disfrutan es esperar a que estemos dormidos para posarse sobre nosotros y alimentarse. Aunque lo cierto es que los únicos mosquitos que se alimentan de la sangre de sus víctimas son las hembras adultas. Los machos no necesitan la sangre humana para su desarrollo y únicamente se alimentan del néctar de las flores.
Los mosquitos son capaces de percibir la temperatura corporal de otros seres vivos mediante una serie de receptores moleculares distribuidos por todo su cuerpo… pero que se concentran especialmente en las antenas. Ahora bien, la búsqueda de alimento por parte de estas hembras ávidas de sangre no sólo tiene que ver con la temperatura corporal, sino que también tiene que ver con su olor y con la emisión de dióxido de carbono a través de la exhalación.
De hecho, diversos estudios científicos han demostrado que existen algunas características que pueden hacer que algunas personas sean especialmente atractivas para los mosquitos, como el tipo de sangre, el metabolismo o el color de la ropa. Por eso hay algunas personas que parecen atraer sus picaduras más que otras. Una vez que un mosquito a localizado a su objetivo, es el momento de aproximarse. Y a medida que un mosquito se acerca a su presa, este se sentirá atraído hacia unas zonas concretas del cuerpo, que es donde se concentra una mayor cantidad de bacterias y -en consecuencia- de olores.
En el caso de los humanos, estas zonas con una mayor concentración de microorganismos son los pies. Las bacterias presentes en la piel de nuestros pies convierten el sudor en ácidos orgánicos volátiles, como el ácido láctico; lo que resulta muy atractivo para los mosquitos… que se lanzarán desesperados a por ellos. En cuanto a su predilección por los tobillos, tiene que ver con que esta zona hace las veces de “chimeneas” por las que se escapan los olores de los pies. Además de esto, es una zona que solemos llevar descubierta durante el verano… lo que hace que sea “cómoda de picar”.
¿Cuántas veces pica un mosquito?
A diferencia de las abejas, que mueren después de clavar su aguijón, los mosquitos no tienen que verse cara a cara con la muerte después de picarte. En el caso de la abeja, cuando pica a algo o alguien, no sólo queda atrás el aguijón, sino que con este también se va parte de su tracto digestivo, músculos y nervios. La abeja muere como consecuencia de este enorme desgarro abdominal. Pero esto no es lo que ocurre con los mosquitos.
Los mosquitos hembra no pican para defenderse. Pican porque necesitan alimentarse de nuestra sangre. Es rica en proteínas y otros componentes que son necesarios para la producción de huevos. Y no hay un límite estipulado para el número de veces que un mosquito te puede picar. La hembra continuará picando y alimentándose de sangre hasta que esté llena. Después descansará durante varios días (normalmente entre 2 o 3) antes de que ponga los huevos. Pero una vez que este proceso está completo, estará preparada para picar otra vez.