Con un claro propósito de protagonismo internacional y de hacer sentir que “Brasil ha vuelto”, como expresó al ser elegido, se ha postulado como paladín mediador y pacificador en el conflicto Putin-Ucrania. No obstante, en esta postura, movido por otros intereses, ha incurrido en dobleces, dependiendo de si su interlocutor es Xi Jinping o un líder occidental como Biden, Macron o Scholz. En todo caso, fiel a la tradición de la Cancillería de Itamaraty, ha declarado que Brasil es neutral en el conflicto. Tan neutral como China…
En general, Lula se empeña en demostrar una política exterior autónoma. Recordemos que, si bien con su primera visita al exterior privilegió a Washington, días después, salvaguardando la prioritaria relación de Brasil con China, afirmó que Taiwán no es un Estado independiente.
Queda entonces aún por ver cuál será su política en nuestro continente recordando que, junto a Fidel Castro, Lula fue creador del pendenciero Foro de Sao Paulo en 1990. Nos preguntamos si alentará las conocidas acciones desestabilizadoras de este cónclave. Asimismo, si reeditará vínculos económicos nada transparentes, y algunos escandalosos, como aquellos que forjó con el régimen “socialista” de Venezuela y otros gobiernos afines.