Los venezolanos están enfrentando un rápido aumento de las tarifas de los servicios públicos a medida que disminuyen los subsidios del gobierno, que afronta problemas de liquidez, por lo que muchos destinan gran parte de sus salarios a los pagos de luz y agua en medio de frecuentes cortes de suministro.
Por Mayela Armas / reuters.com
Residentes de varias ciudades del país y dueños de negocios dijeron a Reuters que desde principios de este año están aumentando las facturas de agua, luz, gas y teléfono, en momentos en que el gobierno venezolano tiene urgencias de recursos por el mejor flujo de ingresos petroleros.
“Suben las tarifas y aún no tenemos buenos servicios”, dijo María Rodríguez, de 36 años, una terapeuta del lenguaje que vive en Valencia, capital del estado central de Carabobo, donde hay frecuentes cortes de luz.
Rodríguez este año ha pagado el equivalente a 80 dólares mensuales en servicios, el doble que en 2022, lo que representa un tercio de sus ingresos, que rondan los 300 dólares al mes.
Por años, las tarifas se mantuvieron congeladas porque el gobierno disponía de altos ingresos, y representaban un gasto mínimo para hogares y empresas. Pero esa política cambió con el giro dado por la administración de Nicolás Maduro de recortar el gasto público para frenar la aceleración de precios.
Hace tres años, el gobierno comenzó a reducir los subsidios al permitir ajustes en tarifas de internet y recolección de basura, y ahora permite que las empresas estatales que manejan los servicios suban las tarifas de agua, luz y telefonía.
La inflación anual hasta abril en el grupo de servicios básicos fue del 325,4 %, según datos del Banco Central de Venezuela divulgados la semana pasada. La variación de precios en telecomunicaciones fue 1.003 % en igual período.
El Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela no respondió a las preguntas sobre los recortes de subsidios. El Ministerio de Aguas y la estatal eléctrica no hicieron comentarios de inmediato.
Los aumentos de tarifas se producen cuando los salarios se estancan. A principios de este mes, Maduro anunció que el salario mínimo mensual no subiría de 130 bolívares, poco más de 5 dólares al tipo de cambio oficial, culpando a las sanciones de Estados Unidos.
El salario mensual promedio de los trabajadores en el sector privado fue de alrededor de 142 dólares en el primer trimestre del año, calculó el Observatorio Venezolano de Finanzas, mientras que los sueldos en el sector público promedian los 35 dólares al mes.
“Hubo tantos años de rezago (en las tarifas) que cualquier ajuste es empobrecedor”, dijo el economista de la firma local Ecoanalítica Luis Bárcenas. “El sector público no quiere seguir teniendo la carga del subsidio. Es una forma de recortar gasto”.
Mónica Ochoa, presidenta de la Cámara de Comercio de Ureña, un pueblo del estado Táchira fronterizo con Colombia, dijo que el aumento de los costos de los servicios estaba afectando a las empresas cuando se registran bajas ventas.
“Las empresas que en marzo pagaron el equivalente a 290 dólares en servicios, en abril cancelaron 560 dólares. Si no se está produciendo lo suficiente, ¿cómo se puede cancelar un servicio público?”, agregó.
En medio de las mayores tarifas, los venezolanos enfrentan cortes de los servicios por el deterioro de la infraestructura tras años de desinversión y mala gestión, según los analistas.
En 12 ciudades de Venezuela, el 37 % de sus residentes dijeron que sufrieron de dos a seis horas de interrupciones eléctricas diarias en marzo, según el Observatorio de Servicios Públicos. En las mediciones, el 54 % de los ciudadanos dijeron que hay inconsistencias en el suministro de agua.
“Cuando anunciaron que iban a cobrar la luz pensé que no íbamos a pasar más por esto, pero no es posible que pasemos días sin luz”, dijo Adalberto Briceño, un jubilado que vive en Maracaibo, capital del estado Zulia.
Para garantizarse los servicios muchos han tenido que buscar opciones desde plantas eléctricas hasta perforaciones de pozos de agua, compras de cisternas y almacenamiento de agua en tanques y recipientes.
“La falta de agua pega. Tuvimos que adaptar nuestras actividades de acuerdo con el tiempo que venía el servicio de dos o tres días a la semana”, dijo Angélica Paredes residente de una zona popular en el este de Caracas donde recientemente fue perforado un pozo. “Esperamos ahora tener agua todo el tiempo”.