La muerte de la cantante Tina Turner, este miércoles 24 de mayo en Zürich, Suiza, sorprendió a todo el mundo. Desde entonces, no han parado los homenajes, reseñas, obituarios y mensajes de pesar, tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales. Y casi que pasó inadvertido que la artista, nacida en los Estados Unidos, ya no tenía la nacionalidad de ese país.
Por Clarín
Su muerte, a los 83 años, fue adjudicada a causas naturales, según los diarios europeos, aunque era sabido que Tina Turner había padecido muchos problemas de salud en los últimos años.
En 2013, la cantante sufrió un accidente cerebrovascular, también conocido como ACV, apenas tres semanas después de haberse casado con Erwin Bach, su actual esposo.
Tras ese hecho, la recuperación fue larga e, incluso, cuentan sus más cercanos que debió volver a aprender a caminar. Tina ya estaba alejada de la música por entonces y se había instalado en Suiza, país del que adoptó su nacionalidad, incluso abandonando la estadounidense.
Tres años después del ACV, a Turner le diagnosticaron un cáncer intestinal, enfermedad que volvió a dejarla maltrecha. Y por si eso fuera poco, en 2017, según reveló ella misma en su autobiografía Tina Turner: My Love Story, debió recibir un trasplante de riñón de parte de su esposo.
Nada que la vinculara a los Estados Unidos
En cuanto a lo que tiene que ver con la ciudadanía estadounidense, Tina Turner la perdió en 2013, luego de haber sido residente de Suiza por casi 20 años junto con su esposo. Adquirió la naturalización de ese país a unas semanas de cumplir 73 años y de manera consciente, con el argumento de que ya no tenía nada que la vinculara con Estados Unidos.
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