Vivir en Marte no es precisamente lo que Kelly Haston soñaba de niña con hacer de grande. Pero ahora se prepara para dedicar al planeta rojo un año entero de su vida.
“Solo vamos a pretender que estamos allí”, resume esta canadiense de 52 años.
A partir de finales de junio, ella será una de los cuatro voluntarios que tendrán como hogar un hábitat marciano por 12 meses, aunque en Houston, Texas.
“A decir verdad, esto todavía me parece un poco irreal”, admite con una sonrisa la bióloga.
Para la NASA, que seleccionó cuidadosamente a los candidatos, estas experiencias de larga duración permiten evaluar el comportamiento de una tripulación en un ambiente aislado antes de que una misión real despegue.
La agencia espacial estadounidense previno a los participantes de que se expondrán a fallas de los equipos, restricciones de agua y otras “sorpresas”. Sus comunicaciones con el exterior tendrán el retraso que existe entre las de la Tierra y Marte, es decir hasta unos veinte minutos (40 minutos de ida y vuelta).
“Estoy muy entusiasmada, pero también soy realista”, dijo Haston a la AFP. “Es un reto enorme”.
El hábitat, bautizado Mars Dune Alpha, es una instalación impresa en 3D de unos 160 metros cuadrados con habitaciones, un gimnasio y una granja vertical para hacer crecer legumbres.
“Sorprendentemente se tiene la sensación de que es espacioso una vez adentro”, explica Haston, que lo visitó hace más de un año, antes de que su participación fuera confirmada en el verano boreal de 2022.
“Incluso hay un espacio exterior” que simula el medioambiente marciano, con arena roja pero sin estar al aire libre con el finde mantener la ilusión. La tripulación podrá simular caminatas espaciales con traje, “posiblemente lo que más tengo ganas de hacer”, admite la científica.
– “Grupo unido” –
Cuando Kelly Haston supo que la NASA buscaba voluntarios, no dudó: “De inmediato llené el formulario de postulación”, afirma. “Esto está en línea con muchos de mis objetivos en la vida para explorar diferentes vías de investigación y ciencia”.
Además, aprecia ser parte de los sujetos de prueba para una “experiencia que puede hacer avanzar la exploración espacial”.
Haston conoció a los otros miembros de la misión -un ingeniero, un médico de urgencias y una enfermera- durante el proceso de selección.
“Nos entendemos realmente muy bien”, afirma esta mujer que fue nombrada “comandante”.
Ver cómo “vamos a convertirnos en un grupo unido y exitoso es una de las partes más emocionantes de la misión”, dice esta científica.
Llegar a acuerdos será algo necesario para esta convivencia particular, que incluye jornadas de aseo y preparación de alimentos.
Antes de entrar al hábitat se prevé un mes de entrenamiento en Houston y en caso de emergencia médica un miembro de la misión puede salir para ser curado, explica Haston.
Pero para situaciones que la tripulación puede solucionar hay procedimientos definidos. También la forma de comunicar una situación familiar ha sido prevista con anticipación.
– Aislamiento –
Lo que más preocupa a esta canadiense es el alejamiento de su compañero y de su familia. Ella no podrá comunicarse más que por correos electrónicos o con suerte recibir un video, pero nunca en directo.
Salir, ver las montañas o el mar serán cosas que también va a extrañar, admite.
Para lo demás espera valerse de sus experiencias anteriores, como una misión científica en África para estudiar las características genéticas de las ranas. Haston pasó varios meses durmiendo en un auto o en una tienda, con cuatro personas y sin teléfono móvil.
Esta especialista en el campo de tratamientos con células madre para ciertas enfermedades trabajó recientemente para una empresa emergente de California, donde también hizo sus estudios.
Esta será la primera de tres misiones CHAPEA, o misiones análogas de exploración de la salud y el rendimiento de la tripulación, que simularán estancias de un año en la superficie de Marte.
Previamente, una experiencia similar tuvo lugar entre 2015 y 2016 en Hawái. La NASA participó pero no estuvo directamente a cargo de la misión, denominada HI-SEAS.
Con su programa Artemis, la NASA plantea el regreso de humanos a la Luna y apunta a preparar un viaje hacia Marte, posiblemente a finales de 2030.
AFP