Expertos militares advirtieron que Estados Unidos, Rusia y China también luchan por el dominio del fondo del océano y que la Marina estadounidense quiere ganar terreno en esta batalla con la construcción del submarino espía más caro de su historia, un buque de alta tecnología de USD 5.100 millones.
Esta embarcación, que sucedería al USS Jimmy Carter, podría patrullar las profundidades marinas y desplegar otros pequeños submarinos y drones capaces de combatir a fuerzas hostiles, según un artículo de USA Today que advirtió que es una iniciativa secreta de Washington que se ha convertido en prioridad tras los ataques a los gasoductos Nord Stream el año pasado y un presunto sabotaje chino a cables submarinos de Internet que dejó aisladas a una de las islas periféricas de Taiwán el mes pasado.
“No son los satélites en el cielo los que forman la columna vertebral de la economía mundial, sino las tuberías en el fondo del océano”, explicó el almirante retirado de la Marina James Stavridis.
Y también se advirtió que en las últimas décadas hubo un gran aumento de la comercialización de los fondos oceánicos, incluidas las perforaciones petrolíferas y la extracción de metales preciosos y otros recursos. Y todavía no existen leyes internacionales claras que rijan los conflictos en esas profundidades.
“La guerra es una empresa humana. Y si los humanos trasladan sus actividades a los fondos marinos, la guerra vendrá después”, señaló Peter Singer, asesor del ejército estadounidense y estratega del “futuro de la guerra” en el think tank New America de Washington DC.
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