Inflamación crónica es el nombre oficial de una afección negativa que se relaciona con un gran número de enfermedades graves como el síndrome metabólico y con dolencias cardiovasculares pero lo cierto es que, a la luz del carácter confuso, oculto y equívoco de sus síntomas, más bien habría que hablar de inflamación silenciosa. De hecho, tal como afirma Leyre López-Iranzu, nutricionista en Clínica FEMM, ésta no se manifiesta de forma evidente en etapas tempranas, sino que sus señales corporales pueden variar dependiendo de la causa y de la ubicación de la inflamación. Aún así, la experta apunta que existen ciertos signos que podrían indicar que esa persona padece inflamación crónica.
Por ABC
Una de ellas es la fatiga persistente. Así, sentirse constantemente cansado o tener una falta de energía inexplicable puede ser un indicador de ese tipo de inflamación.
También son síntomas claros experimentar dolor de cuerpo en forma de dolores y molestias crónicas en las articulaciones y en los músculos sin una causa clara, así como las lesiones frecuentes o la sensación de hacer esfuerzo físico excesivo en tareas cotidianas.
Algunas personas pueden sufrir este trastorno en forma de problemas en el sistema digestivo como el dolor abdominal crónico, la distensión abdominal (tripa hinchada), la diarrea persistente o el estreñimiento.
Igualmente son significativos algunos cambios en la piel como enrojecimientos frecuentes, picazón, erupciones cutáneas o sequedad. Incluso esta inflamación crónica podría llegar a desencadenar reacciones alérgicas o aumentar la sensibilidad a ciertos alimentos, sustancias o circunstancias del entorno en el que se viva.
Otro síntoma sería dificultad para dormir, conciliar el sueño o la merma en la calidad del descanso, pues esto también podría estar detrás de ese tipo de inflamación, como recuerda López-Iranzu.
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