Son terapias de última generación y personalizadas que buscan tratar y curar algunos de los grandes males de este tiempo: enfermedades cardíacas, neurodegenerativas, genéticas y oncológicas, entre otras. Dos de los hubs biotecnológicos más reconocidos del mundo y que están diseñando la medicina del futuro.
Por infobae.com
(Desde Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos) Es tiempo de graduaciones en la estimulante y hermosa ciudad de Cambridge, que combina con eclecticismo, lo clásico y lo moderno, rodeando en círculo a la ciudad de Boston, y alberga los dos claustros académicos más prestigiosos del mundo: la Universidad de Harvard y el MIT —el Instituto de Tecnología de Massachusetts—. De allí , saldrán los mejores científicos, investigadores y distintos eslabones de la ciencia y la tecnología globales. Desde allí nos proponen vivir más y mejor.
Esta base académica de excelencia, que tiene a Cambridge como nodo estratégico fundamental, explica por qué la industria farmacéutica, sobre todo la denominada big pharma, decidió instalarse ahí y diseñar ecosistemas científicos virtuosos con otras especialidades como la biotecnología, la tecnología, la biología computacional y la ciencia de datos, entre otras, necesarias para desarrollar nuevos tratamientos y terapias que incluyan al mayor número de personas posible.
Ser ágiles es lo que comprendieron las farmacéuticas tradicionales que necesitan para continuar creciendo consolidar esas alianzas con las biotecnológicas para crear la medicina del futuro. Aquí en Cambrigde se está diseñando lo que vendrá con la aplicación de las terapias génicas y las celulares, que permitirán tratar enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, —ya reunió evidencia en Parkinson—, oncológicas —como cáncer de páncreas, de hígado—, y las genéticas o llamadas poco frecuentes, como la distrofia muscular de Duchenne y la atrofia muscular espinal, entre otras
Esta constelación de males son considerados de época porque evidencian un signo propio del siglo XXI, las sociedades más envejecidas. La población mundial, que no ha parado de crecer, alcanzó los 8.000 millones de personas a mediados de noviembre de 2022, y cuenta con una expectativa de vida que oscila entre los 75 y 85 años, aunque los promedios son muy desiguales entre los países. Viviremos más.
Lejos de ciencia ficción, la científica Sandra T., es una de las líderes del vanguardista laboratorio biotecnológico BlueRock, en la ciudad de Cambridge y adquirido por Bayer en 2022. Allí guarda celosa y orgullosamente en sus ultrafreezers cajitas con células de personas sanas, y que además de estudiarlas dedicadamente, luego servirán para reparar y hasta reprogramar las células de pacientes enfermos de Parkinson, del corazón o de algún tipo de cáncer.
La técnica CRISPR —acrónimo en inglés de Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats o Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Espaciadas— emerge como tecnología dominante en ese tipo de terapias. Actúan como si fueran “tijeras moleculares” que, bajo estrictos criterios científicos, éticos y de seguridad, ayudarán a reparar ADN enfermo. La tecnología CRISPR puede ofrecer la capacidad de modificar o corregir directamente los cambios asociados a una enfermedad subyacente en el genoma y reescribir así la ciencia y la medicina actual
Esta imagen de la doctora Sandra T., sirve para cimentar la idea de que una big pharma ya no puede sola, sino que necesita establecer alianzas virtuosas con organizaciones biotecnológicas y tecnológicas con el objetivo de crear la ciencia del futuro.
En el campo de la terapia celular y génica, los resultados positivos de los estudios clínicos también ofrecen una ventaja potencial para las big pharma y así lo entendió el gigante de origen alemán Bayer, que busca constantemente nuevas miradas en el ecosistema biotecnológico.
Ante esto, complementar la experiencia interna con colaboraciones externas sigue siendo una parte vital de la estrategia para expandir su experiencia en I+D y desarrollar terapias innovadoras, como ocurre con las compras de los hubs biotech BlueRock y AskBio.
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