El romano muerto que vende más libros que cualquier vivo

El romano muerto que vende más libros que cualquier vivo

“Meditaciones”, el libro del emperador de Roma Marco Aurelio escrito hace casi 2 milenios, fue uno de los más leídos durante la pandemia.

 

Me lo dijo el español Mario Tascón. Entonces fui y lo compré. ¡Qué dato! “Meditaciones, de Marco Aurelio, fue el libro más leído en pandemia y hoy está entre los cinco más leídos en España”, me aseguró.

Por infobae.com





Qué lee la gente cuando lee es una pregunta que me hago en forma permanente. Y la respuesta siempre me sorprende. Un romano muerto, hace casi dos mil años, es el autor que más convoca en este mundo chiflado, incierto y estallado. Conocer que las enseñanzas del estoicismo son un boom es al menos contradictorio con los tiempos que corren (cero estoicos). Marco Aurelio no imaginó ni en sueños que- casi dos milenios después- sus meditaciones funcionarían como un salvavidas en medio del naufragio, del hastío, de la resignación y la locura.

No fue escrito con la intención de ser publicado. Fueron reflexiones personales que el emperador romano redactó para su propia guía como individuo, ciudadano, padre de familia y líder. Un texto cortito que se transformó en un librazo. “Todo es efímero; el recuerdo y el objeto recordado. (…) Lo que sucede a cada uno le ha sido, en cierto modo, asignado como correspondiente a su destino. Así también nosotros decimos que lo que nos acontece, nos conviene (…) En suma, breve es la vida. Debemos aprovechar el presente con buen juicio y justicia”, escribe Marco Aurelio. Y nosotros tomamos nota.

Al leer sus anotaciones entendemos que representan una mente lógica y un pensamiento filosófico en línea con la idea de actuar por el bien común. Marco Aurelio entendía nuestro paso por la tierra como algo efímero y por lo tanto uno debía dar lo mejor de sí en cualquiera de sus roles. Al menos así lo pensó y luego lo escribió en un cuaderno de notas, tipo diario personal.

Y todas sus Meditaciones las hizo realidad durante su gestión como emperador de Roma, a la cual consideró -en todo momento- como un servicio a la sociedad donde primaban los valores de la ética y la moral. Mira en tu interior. Dentro se halla la fuente del bien y es una fuente capaz de brotar continuamente, si no dejas de mirar. (…) Obrar de acuerdo con el bien común, en la convicción de que esta tarea es acorde con tu naturaleza. (…) Ama, admite el pequeño oficio que aprendiste; y pasa el resto de tu vida como persona que has confiado, con toda tu alma, todas tus cosas a los dioses, sin convertirte en tirano ni en esclavo de ningún hombre. (…) Si no es bueno para la colmena, no es bueno para la abeja.

La certeza de que, tarde o temprano, todos vamos a morir, se hace presente de una manera destacada en la filosofía estoica y, por ende, en las reflexiones del emperador romano. “Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia. Piensa en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad, sospecha, odio… ahora están muertos y reducidos a cenizas. (…) La pérdida de la vida no es otra cosa que una transformación. Y en eso se regocija la naturaleza del conjunto universal. (…) No desdeñes la muerte; antes bien, acógela gustosamente, en la convicción de que esta es una de las cosas que la naturaleza quiere”.

Para leer la nota completa pulse Aquí