Gerardo Lucas: Mami, qué será lo que quiere el N (norteamericano)

Como es harto conocido por los estudiantes de Estudios Internacionales, los países no tienen amigos, tienen intereses. Partiendo de esta premisa podemos afirmar que, los norteamericanos tienen por Venezuela, hoy en día, dos intereses. Uno es el voto de los venezolanos en la Florida y el otro, el petróleo.

El estado de la Florida, con el paso del tiempo, ha adquirido mayor importancia en el espectro político norteamericano. En la actualidad es el segundo estado con mayor población, con 22,3 millones de habitantes, después de California y Texas, habiendo superado recientemente a Nueva York. 

A la hora de las elecciones, el voto latino es determinante en la Florida, particularmente en Dade County (Miami) y en Broward, que es donde se concentra la mayor cantidad de población hispano parlante. 





En la última elección de gobernadores, el partido Republicano obtuvo allí una gran victoria. Etiquetaron a los Demócratas como “socialistas,” o sea, comunistas, lo cual es un anatema para los cubanos que han vivido el Castro comunismo, así como para los procedentes de otros países del Caribe, con sus variantes. Los Demócratas, por su parte, acaban de contraatacar dándole a los venezolanos, cubanos, nicaragüenses y ahora haitianos una vía legal y expedita para inmigrar: el llamado Programa “Parole”.

En materia petrolera, el escenario mundial ha cambiado radicalmente durante los últimos meses. Es el caso de la relación de Estados Unidos con el gobierno de Arabia Saudita presidido por Mohamed Bin Salmám, que pasó de ser uno de los principales aliados de la región, al igual que Israel, a convertirse en un adversario político de mala reputación, cada vez más cercano a Teherán. Esta nueva ecuación de poderes, plantea una nueva amenaza para Estados Unidos y Europa Occidental en materia de seguridad energética.

Como consecuencia de lo anterior, Venezuela, que era insignificante hasta hace poco, adquiere una renovada importancia en la ecuación de poder, y se abre la posibilidad de volver a ser para los Estados Unidos lo que un día fue: la “fuente confiable de energía”.

Una vez que Estados Unidos decide que necesita el petróleo venezolano, comienza a dar varios pasos que apuntan en esa dirección.

Primero fue el intercambio de prisioneros que condujo a la liberación de los Narco sobrinos. Después, la Chevron Corp obtuvo el permiso para aumentar la producción petrolera, como un recurso para recobrar los 3.000 millones de dólares que le debe el gobierno venezolano. Este acuerdo, firmado en noviembre del 2022, le concede una licencia para operar, renovable automáticamente cada seis meses, en lo que se llamó “oil for dept swap”, cambio de petróleo por deuda.

Hace una semana el gobierno norteamericano aprobó conceder licencias para ciertas transacciones comerciales con Venezuela, levantando parcialmente las sanciones a las empresas Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford, todas proveedoras de servicios para la operación de los pozos petroleros. Este permiso no incluye licencia para exportar petróleo, pero se percibe que van a poner los pozos existentes, a punto para recuperar su capacidad productiva y exportadora.

Paralelamente a estos acontecimientos, encontramos el acercamiento de Venezuela con Colombia; el intercambio de embajadores entre Venezuela y España; la presencia de Maduro en la Cumbre de presidentes suramericanos en Brasil. 

El proceso de normalización continúa progresivamente, con la oposición dividida, penetrada y debilitada. ¿Que traerán los nuevos cambios? No sabemos, Lo único seguro es que continuaran. ¡Esperamos que el viento sople en una nueva dirección!

Economista/ Master en Finanzas/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/