La paralización de las embarcaciones de pesca de altura en la isla de Margarita por la imposibilidad de acceder al combustible, está ocasionando un marcado deterioro no solamente en la madera, sino también en los motores y las instalaciones eléctricas de las mismas, como consecuencia de estar varadas en los embarcaderos.
Dexcy Guédez // Corresponsalía lapatilla.com
Esa situación la enfrentan desde septiembre de 2022, principalmente quienes conforman la flota que faena en aguas internacionales. Pero también afecta a los pescadores artesanales de las islas de Margarita y Coche, desde que se modificó el sistema para la asignación de suministro del combustible.
José Sánchez Bogadí, dueño del astillero Guamachito, ubicado en la población del mismo nombre en el municipio Península de Macanao, aseguró que por la situación que viven los pescadores por tanto esperar que se resuelva el suministro del combustible, los trabajos de construcción y mantenimiento de las embarcaciones de ese calado se ha reducido en alrededor de 90%.
Indicó que por esa razón han tenido que despedir de su empresa astillera, a trabajadores de las áreas de carpintería, herrería y electricidad.
Sánchez Bogadí precisó que, además de construir nuevas embarcaciones en ese astillero, también reparan las que así lo requieren, especialmente aquellas que presentan problemas de tablas rotas y con careno, que es cuando las embarcaciones sufren daños en el casco.
Insistió en que la caótica situación que encaran los pescadores neoespartanos por las limitaciones en el suministro de combustible, les está afectando severamente, porque se han reducido demasiado los ingresos y eso les impide hacer reparaciones y mantenimiento a las embarcaciones.
“Si los pescadores no están saliendo a faenar, no están produciendo nada, con qué nos van a pagar”, se preguntó Sánchez Bogadí.
Costos elevados
El empresario astillero argumentó que el costo de mantenimiento para ese tipo de embarcaciones es muy elevado, sobre todo cuando requieren pintura, masilla y hay que carenarlos por daños en el casco.
“Debido al alto costo de mantenimiento, el patrón de uno de esos barcos puede tardar hasta un año reuniendo el dinero para poder repararlos. Algunos se pueden llevar hasta 50.000 dólares en costos de reparación, dependiendo de los trabajos que requiera”, enfatizó.
Explicó que los precios del mantenimiento se disparan por las dificultades para traer la madera desde el estado Sucre, donde la compran más barata, pero tienen que pasar al menos 30 alcabalas antes de llegar a Margarita. “Eso es matraca y matraca en las alcabalas”, indicó Sánchez Bogadí.
De brazos caídos
Wilfredo Rojas es uno de los carpinteros de ribera en la isla de Margarita, quien ha visto reducir severamente sus ingresos por falta de mantenimiento en esas embarcaciones.
Resaltó que el oficio de la carpintería de ribera es un arte que aprendió de su padre y que se debe conocer muy bien para poder tratar y dar las curvas perfectas que exigen las cuadernas de las embarcaciones. “No cualquier carpintero puede fabricar este tipo de embarcaciones”, advirtió Rojas.
Aseveró que lleva casi tres años viendo mermar sus ingresos, al mismo ritmo que los pescadores dejan de realizar mantenimiento a sus barcos por carecer de las posibilidades de salir en busca del sustento familiar y de los pescadores que acompañan cada faena, en la que al menos 12 marinos embarcan, además de quienes van al mando.
Piedra de tranca
Lisandro Vásquez, presidente de la Asociación de Pescadores de Altura de Nueva Esparta, aseveró que inicialmente les aplicaron la asignación del diésel a través del Sistema Patria, mediante huellas a personas ajenas a la pesca.
Luego, hace más de 3 meses se les informó la disminución del suministro de combustible de 300 a 40 litros. Ratificó que la pesca de altura en esta entidad, al igual que en todas las regiones costeras del país, está en emergencia.
Estimó que en el caso de Nueva Esparta, más de 22.000 personas dependen de la actividad que realizan las poco menos de 200 embarcaciones que están activas en puertos extranjeros, de las 700 existentes en esa asociación.
“La pesca se mantiene en agonía y si no se toman pronto las acciones necesarias para modificar e implementar un sistema de distribución de combustible para la flota de pesca de altura artesanal, definitivamente este oficio va a desaparecer y dejará sin sustento a miles de familias”.