Se presentaba como Baoer Kechatie, un soldado ruso empotrado en las fuerzas especiales de Chechenia que combatían en Ucrania. “Ahora estamos luchando a muerte contra el ejército ucraniano”, decía en mandarín, pistola en mano, en uno de los clips que subió a su cuenta de Douyin, la versión china de TikTok. Tenía 400.000 seguidores y llevaba nueve meses colgando vídeos supuestamente grabados desde primera línea de combate.
Por: El Mundo
En uno de ellos, subido a una colina y con un paisaje industrial al fondo, cuenta que se encuentra frente a una planta nuclear que el ejército ruso acaba de tomar. En otro video, escondido en unos matorrales, Kechatie dice que ha luchado contra los marines estadounidenses. Incluso se grabó delante de una limusina blanca asegurando que se trataba de uno de los vehículos oficiales del presidente Volodimir Zelenski, que su brigada había incautado.
A pesar de lo inverosímil de su testimonio, fácilmente desmontable, su cuenta no paraba de atraer más seguidores que aplaudían su “valentía”. Como remate final, en los últimos dos meses, con el aumento de su popularidad en la red social, el tiktoker soldado enlazaba en cada vídeo un link que llevaba a una tienda de comercio electrónico en la que vendía productos rusos, desde vodka hasta leche.
Al final, era tan burdo todo lo que contaba, que sus propios seguidores terminaron destapando la estafa: Baoer Kechatie era el pseudónimo que usaba un chino de la provincia central de Henan que se había fabricado un nuevo rostro -el de un hombre calvo con una frondosa barba- con un software deepfake: un sistema que, impulsado por inteligencia artificial, puede reproducir o clonar, partiendo de imágenes y videos reales, la cara y la voz de una persona.
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