Transcurrido apenas su primer semestre, 2023 se ha convertido en uno de los años más represivos contra la migración en Estados Unidos. No solo se trata de la intensa vigilancia de los agentes de la Patrulla Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés), con tecnología de guerra, y de la militarización en la línea divisoria para detener a los migrantes que cruzan de manera irregular a territorio estadounidense, sino de las políticas contra los indocumentados que ya están dentro del país.
Por La Nación
Estos, a pesar de su estatus y que, en su gran mayoría, trabajan honestamente, declaran impuestos cada año y forman parte de la maquinaria que mueve a la economía de Estados Unidos.
“Hay estados a los que los migrantes no deben acudir por su propia seguridad. Florida es el principal, pero Texas no se queda atrás”, comenta desde Los Ángeles, California, a El Universal la vocería de la Coalición de los Derechos Humanos para Inmigrantes (Chirla, por su sigla en inglés). “Estos dos estados son los que más han desarrollado políticas injustas e inhumanas contra familias y trabajadores que aportan mucho a este país”.
Hay 26 gobernadores republicanos en la Unión Americana, cada uno con su propia visión antiinmigrante, quienes son liderados por Ron DeSantis, en Florida, y Greg Abbott, en Texas. ”Los dos han radicalizado las medidas como estrategia política, primero para su reelección en 2022 y ahora, en 2023, porque los dos quieren ser candidatos republicanos para la presidencia de Estados Unidos”, declara a El Universal de México Enrique Morones, fundador de Gente Unida desde California. “Son una muy mala copia de Trump”, agrega.
Morones, quien también fundó y dirigió Ángeles de la Frontera, recordó la manera inhumana y fraudulenta con que, en 2022, Abbott y DeSantis trasladaron por tierra y aire, a través de mentiras, a migrantes hacia California, Washington y Nueva York. DeSantis volvió a hacerlo recientemente con dos vuelos el 2 y 5 de junio.
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