La pequeña ciudad argentina de Laboulaye, en la céntrica provincia de Córdoba, intenta asimilar un crimen atroz que nadie entiende. Después de más de 48 horas de búsqueda, Joaquín Sperani, de 14 años, apareció muerto el domingo en una casa abandonada a cien metros de su escuela. Poco después, su mejor amigo y compañero de colegio, de sólo 13 años, confesó ser el autor del asesinato, cometido a golpes. Se encuentra detenido en un centro de menores, pero por su edad es inimputable.
Por: El País
Ambos adolescentes eran mejores amigos desde la escuela primaria y las dos familias se frecuentaban. “Este chico es un psicópata. Era amigo de toda la vida de Joaquín, hicieron la primaria juntos, cumpleaños”, contó la madre de la víctima, Mariela Flores, a la agencia Télam. “Como familia íbamos al campo de ellos. No había nada que nos llamara la atención”, continuó. “No termino de entenderlo, no. Es muy duro, no caigo. Me pregunto por qué, pero no tengo la respuesta”, sostuvo su padre, Martín Sperani.
Las cámaras de seguridad registraron la salida de Joaquín y su agresor de la escuela el pasado jueves. Iban a pie y se los veía alegres. Los investigadores no apreciaron en ellas ningún signo de lo que estaba a punto de ocurrir ni tampoco sospecharon en un primer momento del amigo a pesar de que regresó solo a la escuela. Durante los dos días en los que duró la búsqueda, el agresor fingió colaborar con la policía, pero facilitó pistas falsas que retrasaron el hallazgo del cuerpo. Fue descubierto el domingo por vecinos y familiares de Joaquín que participaban en la búsqueda.
Puedes leer la nota completa en El País