Este orden de cosas hacen que las relaciones entre los venezolanos giren en torno a la violencia, el resentimiento, la venganza y el odio.
Tiene tan bien algo que ver la falta de transmisión de valores como el respeto, el diálogo sincero y transparente, la fraternidad y la solidaridad frente a la necesidad que estamos pasando muchos venezolanos.
Es importante saber conocer al otro y reconocer la identidad de uno mismo, de recordar que fuimos diseñados por el creador a vivir en comunidad.
No podemos vivir solos y aislados. Es importante aprender a relacionarnos con los demás en medio de nuestras diferencias.
Los conflictos y las divisiones siempre estarán, y en este tiempo se han acentuado y el individualismo colectivista ha llegado al extremo viviendo la indiferencia sin importar lo que la otra persona siente, vive y sufre.
Es en la casa donde dejamos la irracionalidad, y así podamos volver al espacio donde podamos identificarnos y estar dispuestos a qué nos enseñen y poder edificar y asumir cada uno su responsabilidad, de respeto a las figuras de autoridad y desarrollar un mejor crecimiento integral de la humanidad.
Es el momento de aprender a vivir en esa convivencia en medio de las diferencias.
Estoy convencido que la convivencia debe estar libre del juicio que empaña cualquier relación humana.
Si cada día convivimos con personas que hacen lo que dicen y no maldicen, ganamos todos.
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