El cráter de Jezero en el árido Marte habría sido en el pasado un lago y en él se han detectado evidencias de diversas moléculas orgánicas, lo que sugiere que pudo existir un ciclo geoquímico más complejo de lo pensado.
Un estudio que publica hoy Nature coordinado por el Instituto de Tecnológico de California (EE.UU) ha estudiado datos del rover Perseverance de la NASA que desde hace más dos años recorre Jezero.
La materia orgánica puede formarse a partir de diversos procesos, no solo los relacionados con la vida. Los procesos geológicos y las reacciones químicas también pueden formar moléculas orgánicas, y estos procesos son los favoritos para el origen de estos posibles orgánicos marcianos, señala la Universidad de Florida (EE.UU), una de las firmantes del estudio.
Conocer mejor la presencia y distribución de la materia orgánica conservada en la superficie del planeta puede proporcionar información clave sobre el ciclo marciano del carbono y el potencial del planeta para albergar vida a lo largo de su historia, indica el estudio.
La investigación indica que Perseverance, en su periplo, ha detectado evidencias de diversos tipos de moléculas orgánicas. Anteriormente ya se habían encontrado varios tipos en meteoritos marcianos y en el cráter Gale.
Entre las posibles explicaciones del origen de estos compuestos están las interacciones entre agua y roca, o los depósitos de polvo interplanetario o meteoritos, aunque no se han descartado los orígenes bióticos, resume la publicación.
La existencia de material orgánico en la superficie marciana arroja luz “sobre la posible habitabilidad” del planeta, agrega la citada universidad en una nota.
Para este hallazgo se ha usado el instrumento SHERLOC, uno de los que lleva el rover, que permite cartografiar y analizar a gran escala las moléculas orgánicas minerales del planeta.
El instrumento detectó señales de moléculas orgánicas en los diez objetivos que observó en el suelo del cráter de Jezero, al norte del ecuador marciano y donde hace unos 3.700 millones de años habría habido un lago, un sitio propicio para buscar indicios de vida pasada.
Esos objetivos están en dos formaciones del suelo del cráter, Máaz y Séítah, y las señales de moléculas orgánicas se concentraban más en la primera que en la segunda, mostrando una asociación mineral y una distribución espacial diversas que pueden ser exclusivas de cada formación.
El estudio detectó “señales consistentes” con moléculas vinculadas a procesos acuosos, lo que indica que el agua puede haber desempeñado un papel clave en la diversa gama de materia orgánica de Marte. La diversidad entre estas observaciones puede proporcionar información sobre las diferentes formas en que la materia orgánica puede haberse originado: potencialmente a través de la deposición por el agua, o a través de la síntesis con materiales volcánicos.
“La posible detección de varias especies de carbono orgánico en Marte tiene implicaciones para la comprensión del ciclo del carbono en Marte, y el potencial del planeta para albergar vida a lo largo de su historia”, dijo Amy Williams, una de las firmantes del estudio y de la Universidad de Florida.
En un principio no esperábamos detectar estas posibles firmas orgánicas en el suelo del cráter Jezero”, agregó Williams, “pero su diversidad y distribución en diferentes unidades del suelo del cráter sugieren ahora destinos potencialmente diferentes del carbono en estos entornos”.
“Los hallazgos suponen un importante paso adelante en nuestra exploración del Planeta Rojo y sientan las bases para futuras investigaciones sobre la posibilidad de vida más allá de la Tierra”.
Los autores escriben que “los componentes básicos para la vida pueden haber estado presentes” durante un largo período de tiempo, junto con otras especies químicas aún no detectadas, que “podrían conservarse en estos dos entornos paleo-deposicionales potencialmente habitables en el cráter Jezero”.
“Apenas estamos arañando la superficie de la historia del carbono orgánico en Marte”, afirmó Williams, “y es un momento apasionante para la ciencia planetaria”.
EFE