Una exposición inmersiva sobre el Titanic abrió este martes las puertas al público en París con una atención muy particular a la memoria de Paul-Henri Nargeolet, uno de los mayores expertos en este transatlántico, muerto a mitad de junio en la misión del Titan para avistar los restos del buque.
Murió a los 77 años a bordo del batiscafo Titan, que a mediados de junio implosionó con cinco ocupantes, que se dan por desaparecidos, tras sumergirse para avistar los restos del buque. De hecho, Nargeolet tendría que haber sido el maestro de ceremonias de esta exposición.
“Quiero agradecer todos los mensajes de apoyo y las condolencias que hemos recibido mi familia y yo“, dijo ante la prensa Sidonie Nargeolet, hija del explorador, que tendría que haber sido el maestro de ceremonias en la inauguración.
La hija del experto, fallecido a los 77 años, afirmó que “tener todos estos objetos es como tener una parte de mi padre conmigo y estoy orgullosa de lo que ha hecho“.
“Seguiremos el trabajo de PH (en referencia a Paul-Henri Nargeolet), recopilando y preservando el legado del Titanic y ahora también el de PH“, subrayó por su parte Jessica Sanders, presidenta de la compañía RMS Titanic, que se encarga de mantener la memoria sobre este buque.
En la exposición, que se ha montado en el espacio ferial de la Puerta de Versalles de París, se muestran hasta 260 reliquias del transatlántico británico que se hundió durante la noche del 14 al 15 de abril de 1912, a consecuencia del choque con un iceberg, durante su viaje inaugural.
En aquel accidente perdieron la vida más de 1.500 personas y hubo alrededor de 700 supervivientes.
En los más de 2.000 metros cuadrados de la muestra se pueden ver peines, espejos, monedas, cartas, prendas de ropa, maletas e incluso frascos de perfume originales. Además, por primera vez se recrea la gran escalera del Titanic a tamaño real.
También se pueden contemplar algunos de los camarotes que había en el transatlántico, que partió de Southampton (Reino Unido) y que tenía como destino Nueva York (Estados Unidos).
En este viaje inmersivo se recuerdan las historias de aquellos que se subieron al Titanic antes de que se hundiera para siempre. Es el caso del capitán, Edward J. Smith, que nunca debió haberse embarcado, pues formalmente ya se debía haber jubilado antes de realizar el famoso trayecto.
Igualmente se recupera la memoria de la familia Beckers, formada por dos adultos y tres menores que viajaron en segunda clase. Tras el naufragio sólo pudieron salvar la vida dos de los pequeños.
“Tenemos que seguir inspirando a las nuevas generaciones, para que piensen en la historia y de dónde venimos“, opinó Rory Golden, explorador que participó en la inauguración de la exposición y que ha realizado tres expediciones al Titanic, la primera de ellas en 1988.
En el primer día de apertura se formaron largas colas de público para entrar y disfrutar de un viaje en el que incluso el tacto es uno de los sentidos que se puede usar, pues hay una gran placa de hielo que simula el iceberg que quebró la estructura del transatlántico hace más de 100 años. La exposición estará abierta hasta el 10 de septiembre. EFE