Un hombre volvió a demostrar una vez más, por si hacía falta, esa célebre afirmación de Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”.
Por: Clarín
Sucede que el hombre, un investigador ruso llamado Michael Raduga, se realizó a sí mismo en la sala de su casa una cirugía de cerebro. Su objetivo fue implantarse un electrodo para controlar los sueños.
Increíblemente, Raduga, que no tienen ningún conocimiento sobre neurocirugía o de medicina en general, sobrevivió a su operación aunque llegó a perder “un litro de sangre” durante el procedimiento.
Raduga, que tiene 40 años y es de Kazajistán, contó que su meta que a través del electrodo que se implantó, que él mismo diseñó y construyó, pueda lograr controlar los sueños.
Para entender de qué habla, el hombre uso como ejemplo a la película, protagonizada por Leonardo Di Caprio y Eliot Page (que entonces se llamaba Ellen), El Origen, que cuenta la historia de cómo los protagonistas entran a los sueños de la gente y les roban los secretos de sus subconscientes.
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