El libre mercado es la premisa principal, después de más de dos décadas tiránicas, que se distinguen por su fuerte intervencionismo y el saqueo insaciable.
Es necesario un giro completo al accionar del Estado, en este caso nos referimos al reordenamiento de sus funciones en el área económica:
Al volver la libertad, los mecanismos de justicia obligan regresar a los legítimos propietarios, sus bienes expropiados (robados), y facilitarles los mecanismos y los recursos para instaurar la productividad, que significa creación de empleo para los millones de desempleados que ha generado esta maquinaria trituradora de país, convirtiéndolo en uno de los más pobres del mundo. Reconocer a los legítimos propietarios lo que les corresponde y que respondan por el saqueo los representantes del despotismo.
El respeto a la propiedad privada nos convertirá en una sociedad justa que enaltezca al ser humano, que incentive su progreso.
Sincerar las cuentas del Estado
La oscuridad de las cuentas del Estado es la mejor manera de esconder la apropiación de sus recursos. El solo ejemplo de la anarquía en PDVSA, -donde por sus peleas grupales ha salido a la luz el robo jamás visto del recurso petrolero-, a ello se une la grotesca extracción de las riquezas minerales por las mafias dirigidas desde Miraflores.
La deuda externa del chavismo alcanza los 200 mil millones de dólares. Deuda originada violando toda la legislación al respecto, por organismos ilegítimos.
El país en democracia debe buscar mecanismos de discusión y sancionar a quienes cometieron este crimen contra varias generaciones.
Chávez incrementó la deuda en 300% con respecto a 1998. Maduro, sextuplicó el agregado de dicha deuda, originando irresponsablemente grandes costos humanos.
Las empresas del Estado fueron pulverizadas, no existen, el comunismo se repartió todo. Hay que refundarlas creando condiciones, para que el capital privado participe, con reglas claras como se establece en el marco constitucional.
La desregulación de la economía
Permitirá su reactivación y para ello será necesaria una nueva legislación, que sustituya el andamiaje que se ha planificado, siguiendo los lineamientos del fracaso cubano.
Incorporar la empresa privada nacional e internacional a la actividad petrolera y minera, garantizando sus inversiones y potenciando la entrada de divisas, para fortalecer a los pequeños y medianos productores, el emprendedurismo y con ello el avance hacia una economía moderna, creativa e integrada al mercado global.
Propiciar un modelo que permita el abastecimiento y la producción de los alimentos básicos, para vencer la hambruna chavista que hoy sufre la mayoría de la población.
Garantizando la seguridad, se impulsará el turismo, fortaleciendo los operadores y promoviendo la inversión extranjera. Reorganizar la infraestructura hotelera, de transporte, vial, para dinamizar todo el sistema.
Impulsar la microfinanza a objeto de eliminar barreras a las propuestas productivas de la población en general.
Es básico un plan que promueva la construcción de viviendas de bajo costo, dignas, con líneas de crédito accesibles, lo cual también dinamizará la oferta de empleo.
La falsa narrativa sobre Pdvsa
Desterrar la narrativa sobre PDVSA como propiedad del Estado, es falso; el régimen remató PDVSA de la cual son dueños hoy el cartel de los soles, con el “doctor” Nicolasito y Delci Rodríguez al frente del saqueo, sustituyendo a la mafia inicial de Tareck El Aissami. Allí se integran para robarse el petróleo Cuba, Irán, China y el ejército de enchufados y alacranes.
PDVSA debe reconstruirse y asociar capitales mundiales y nacionales privados para que verdaderamente produzca riquezas para todos.
Es importante recalcar que la esencia del sistema democrático radica en el artículo 115 constitucional “se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes”. Allí está la clave para lograr el surgimiento de un nuevo País.