Simplemente María. Como el culebrón mexicano estelarizado por Victoria Ruffo, debería llamarse el último episodio que se desprende de la novela de las primarias. Porque aquí, en realidad, las protagonistas son dos María: la vicepresidenta renunciante que se bajó de la Comisión Nacional de Primaria y la candidata que está provocando un terremoto en el de por sí agitado campo de la oposición.
PEDRO PABLO PEÑALOZA // LA GRAN ALDEA
Que María Carolina Uzcátegui diera un paso al costado entraba desde un principio dentro de los escenarios posibles. ¿La razón? Uzcátegui había sostenido en el pasado posiciones críticas con respecto a la estrategia de la Plataforma Unitaria. Basta recordar que en 2020, mientras la Plataforma llamó a boicotear las elecciones parlamentarias, la empresaria se postuló por el estado Trujillo.
Si las tensiones y discrepancias volvían a los niveles de antaño, a nadie podía sorprender que la antigua presidenta de Consecomercio resolviera marcar distancia.
“Los discursos pueden tomar muchos elementos: organización, logística, centros de votación, presupuesto, voto en el exterior. Pero en el fondo, todo se reduce a una inquietud: Simplemente María”
Dicho esto, debe subrayarse que la designación de Uzcátegui fue un acierto de todos los involucrados. Por el lado de la Plataforma, exponía su disposición a incorporar a personas realmente independientes. Por el lado de Uzcátegui, mostraba su voluntad de asumir la responsabilidad -y el riesgo- de tratar de construir y transformar desde adentro.
Su salida no afecta el cronograma ni los aspectos técnicos y logísticos de la consulta, pero sí representa un golpe político. No solo porque a estas alturas cualquier deserción genera ruido, sino porque Uzcátegui le “hablaba” a aquellos sectores opositores que rechazan a la Plataforma Unitaria y cuestionan las primarias.
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