Dos años después de que iniciara un diálogo formal entre el chavismo y la oposición venezolana, muchos comienzan a preguntarse cuánto tiempo más se necesita para declarar que el proceso ha sido un fracaso. Pero hay una pregunta quizás más urgente: ¿cómo puede tener éxito este dialogo si no hay un plan claro para apoyar los acuerdos parciales que ya se han alcanzado en el proceso?
GEOFF RAMSEY & IGNACIA ULLOA PETERS // EL PAÍS
Las esperanzas de una solución negociada en Venezuela eran altas en agosto de 2021, cuando representantes del régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana se reunieron en la Ciudad de México. Allí firmaron un amplio acuerdo para iniciar negociaciones que, en palabras de los firmantes, pueden “establecer reglas claras de convivencia politica y social, con respeto absoluto a la Constitución Nacional”.
El proceso fue diseñado para ayudar a las partes a alcanzar una serie de “acuerdos parciales” que generarían un impulso hacia un acuerdo integral para restaurar la democracia en Venezuela.
Después de más de un año de diálogo tras bastidores, las partes alcanzaron un logro significativo el 26 de noviembre de 2022. Una vez más llegaron a la Ciudad de México y firmaron un acuerdo parcial que canalizaría algunos recursos congelados en el extranjero por las sanciones de EE UU a un fondo que sería administrado por las Naciones Unidas
(ONU).
Estos fondos se destinarían a priorizar la atención médica, la nutrición y la restauración de la infraestructura básica, todas las cuales son necesidades urgentes que contribuyen a una crisis migratoria que ha obligado a más de siete millones de venezolanos a huir de su país.
Este acuerdo fue celebrado como un hito “histórico” y recibió una amplia atención de los medios en ese momento. Y por una buena razón. Si se implementa, este fondo representaría un gran impulso para la respuesta humanitaria a la crisis en Venezuela.
La ONU está solicitando 720 millones de dólares en asistencia en 2023, de los cuales solo el 18% (o 130 millones) ha recibido hasta la fecha, lo que significa que todavía hay millones de venezolanos que necesitan asistencia.
Sin embargo, más de ocho meses después, este fondo aún no existe. El acuerdo humanitario, pensado originalmente como el “mango bajito” en una serie de acuerdos crecientes que podría terminar en un acuerdo integral antes de las elecciones presidenciales en 2024, se ha estancado por una combinación de factores.
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