Oneal Ron Morris, conocida como “La Duquesa”, migró de Cuba para instalarse en Miami, Estados Unidos, y convertirse en una mujer. En tal proceso, desarrolló una obsesión por las cirugías estéticas que la llevó a fingir ser médica y cobrar por inyectar cemento en el cuerpo de otras mujeres.
Por: TN
A partir del 2010, la mujer supo ver una tendencia que se repetía a la vista: la moda de tener los glúteos pronunciados gracias a las intervenciones con silicona. Eso la llevó a generar su propia fórmula de éxito y cobrar 700 dólares por cirugía. La promesa era un resultado increíble.
Su modus operandi era sencillo: Morris se trasladaba hasta las casas de sus pacientes o las operaba en una habitación de hotel. El detalle era el alarmante ingrediente que contenían sus inyecciones: una mezcla de cemento, pegamento para neumáticos, silicona y parafina.
Los resultados eran inmediatos por lo que sus pacientes se asombraban con lo bien que lucían por tan poco dinero, ya que estaban desesperadas por alcanzar una belleza utópica.
La misma mujer se inyectaba su propia receta y también veía que funcionaba. Sin embargo, en el 2011, muchas pacientes comenzaron a denunciarla públicamente por los dolores que estaban sufriendo y las malformaciones que sus cuerpos empezaban a manifestar.
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