Hace diez años reapareció, de forma sigilosa, fiel al estilo que la vida le obligó a adoptar desde que era una niña, Juana Manuela Marroquín Santos, la hija consentida del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, quien interpuso un rosario de demandas en contra de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) por lo que considera un cobro absurdo, inconcebible e injustificado de impuestos.
Por Semana
¿Cómo le iban a cobrar si con tan solo 10 años tuvo que abandonar para siempre Colombia junto con su familia después de un operativo en el que fue abatido su padre, el temido jefe del Cartel de Medellín? En las demandas, conocidas en su totalidad por SEMANA, hay un factor común: no tenía la madurez para tener bienes a su nombre, por lo que no podía pagar ningún tipo de impuesto de patrimonio como lo ordena la ley.
En los documentos de tradición y libertad le registraban 120 inmuebles, entre los que se encontraban los tristemente célebres edificios Mónaco y Dallas, en Medellín, todos a nombre de Manuela Escobar Henao, nombre de pila de la hija del capo, quien el 8 de junio de 1998, como consta en la escritura pública número 4.678, había cambiado su identidad para desprenderse del lastre que cargaba con el apellido Escobar, que representa a uno de los criminales más peligrosos del mundo.
Así como era pesado cargar con el apellido, resultó peor la herencia. La declaración de renta del 2006 fue su perdición. Aparecía el listado de los bienes que poseía en Colombia y un patrimonio superior a los 5.400 millones de pesos. Ahí mismo se alertaba que en ese periodo no había cancelado sus obligaciones con la Dian. Pese a que intentó responsabilizar a un contador cercano a la familia, la evidencia no fue suficiente para achacar estas culpas a un tercero.
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