Jean-Paul Belmondo: las lecciones de vida del boxeo, su agitada vida sentimental y su éxito de “feo” con las lindas

Jean-Paul Belmondo: las lecciones de vida del boxeo, su agitada vida sentimental y su éxito de “feo” con las lindas

Una fotografía del difunto actor Jean-Paul Belmondo se ve en una pantalla gigante durante una ceremonia en el Hotel des Invalides en París, Francia, el 9 de septiembre de 2021. REUTERS/Eric Gaillard

 

Hace dos años, Francia estaba de luto. Uno de sus grandes íconos del cine dejaba este mundo y se preparaba para rendirle un tributo muy emotivo encabezado por el presidente Macron. Jean-Paul Belmondo no tenía la belleza armoniosa de su amigo y eterno rival Alain Delon, pero su mirada tierna, sonrisa seductora y su carisma fueron irresistibles para el público francés y el mundo entero. Bebel, como era llamado cariñosamente rodó un total de 80 películas y tuvo una vida plagada de acción: no solo por las aventuras de ficción, sino también por sus incontables conquistas amorosas en la vida real.

Por infobae.com

Usted con esa cara jamás podrá tener una mujer entre sus brazos. Su público se moriría de risa”, sentenció un profesor del conservatorio en los inicios de su formación como actor. La frase se la recordó una periodista de TVE cuando Jean-Paul tenía 53 años y ya era toda una celebridad. Y, enfundado en una campera de cuero con una frente surcada por líneas de expresión, le respondió: “Claro, fue en el conservatorio. Yo creo que la vida es así. Cuando era joven, en el conservatorio, la gente de primer año tenía que tener unos rasgos muy delicados. Era comprensible. Pero yo no perdía los ánimos. En la vida mi cara era normal. Eso sí, no iba a imaginar jamás en convertirme en un galán de cine”, expresó y agregó: “en todo caso, hacer reír a una mujer es buena cosa. Mi profesor se equivocó”. Más allá del error, el actor supo sacar partido de su mote, “El feo más atractivo del país galo”.

Jean Paul Belmondo llegó a este mundo un 9 de abril de 1933, en Neuilly-Sur-Seine, barrio burgués de la periferia de París. su padre Paul Belmondo era un reconocido escultor de ascendencia italiana, y su madre, Madeline Raynaud-Richard era pintora. Sus dos hermanos también se inclinaron por el arte. Alain se dedicó a la producción de cine y Muriel, al ballet.

Si Belmondo no hubiese insistido con su meta actoral, no hubiese llegado lejos. Siempre había sido mal alumno y fue rechazado en el Conservatorio de Arte Dramático de París al menos tres veces. Para él la cuarta fue la vencida y a fuerza de talento, de destacarse entre el montón, se convirtió en el referente de la nouvelle vague o nueva ola del cine francés, tras el estreno de À bout de souffle (1959) una película de bajo presupuesto de Jean-Luc Godard, con quien filmó tres películas. Los grandes directores del cine francés como Truffaut, Resnais, Lelouch, Chabrol, entre otros, quisieron trabajar con él.

El actor, a pesar de ser el mimado de directores que lo ungían con su prestigio, no tenía ningún prejuicio en hacer cine comercial. Y además lo reivindicaba. Sentía orgullo por ambos trabajos, sin desmerecer el gusto del público, de lo popular. Decía que le disgustaba el “falso cine intelectual”, no el auténtico. Lo que sería el cine pretencioso. En Francia, sus películas de acción eran un éxito garantizado que incluso superaban a los tanques norteamericanos, de producción millonaria. Entre 1969 y 1982 cinco de sus películas fueron las más vistas del año en Francia. Y en 11 de esos 13 años, alguno de sus proyectos estuvo entre las cinco primeras.

Su consigna era hacer una buena película, divertirse con ella y ofrecerle un buen momento al público. Con esta mirada crítica, también rechazó premios, como el César 1989 al mejor actor por la película El imperio del león (1988). En 2016 bajó la guardia y aceptó el León de Oro, otorgado por su trayectoria en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

En su juventud, Jean Paul Belmondo había soñado con ser un boxeador profesional, pero advirtió que no tenía las cualidades suficientes para lograrlo. Sin embargo, este deporte le dejó algo más una nariz quebrada y un cuerpo atlético para las arriesgadas escenas de acción donde no usaba dobles. Forjó su espíritu. En la misma entrevista, dijo: “El boxeo es la vida. El boxeo que hice me ayudó a saber sufrir en los momentos en que no iba la cosa muy bien. Es un oficio donde hace falta una enorme voluntad y gran inteligencia. Siempre se presenta a los boxeadores como imbéciles, pero no. Todos los grandes boxeadores que he visto, eran muy inteligentes. A veces gana el que es menos fuerte debido a su inteligencia”.

Sus conquistas

Belmondo tuvo varias parejas: dos matrimonios y una lista interminable de amantes. Además de las convivencias y matrimonios, también se cuentan numerosas actrices famosas con las que tuvo escarceos. Entre ellas, varias de sus coprotagonistas, como Claudia Cardinale, Sophia Loren, Gina Lollobrigida, Catherine Deneuve y Brigitte Bardot.

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