Danelo Cavalcante, que portaba un rifle calibre 22, terminó su aventura en un dramático operativo: en el momento de mayor tensión, un can llamado Yoda hizo el trabajo principal y no fue necesario ningún disparo
En una serie de eventos que mantuvo en vilo a las autoridades y a la comunidad de Pensilvania, el intento de escape de Danelo Cavalcante llegó a su punto culminante este miércoles en medio de una lucha contrarreloj, contra la naturaleza y con algo de fortuna.
Por la mañana, la gran ayuda para las autoridades llegó a través de una alarma antirrobo que se activó en las primeras horas de la madrugada. Era en una zona norte del condado, pero el asesino fugado no se encontraba en el lugar. Sin embargo, esto desencadenó una serie de eventos cruciales en la pesquisa.
La búsqueda, la señal de calor y Yoda
Los equipos ya estaban rastreando una zona cercana, y la activación de la alarma redirigió su atención al área inmediata. Poco antes de la una de la madrugada, un avión de la DEA que colaboraba en la búsqueda detectó una “señal de calor”. Esto marcó un punto de inflexión, ya que los equipos convergieron hacia esa fuente.
Sin embargo, una tormenta eléctrica obligó a las aeronaves policiales a retirarse temporalmente. Los equipos tácticos en tierra mantuvieron la zona durante la tormenta, preparándose para lo que vendría a continuación.
Un grupo armado, acompañado de perros de búsqueda, esperó pacientemente hasta que la tormenta pasara. Poco después de las 8 de la mañana, finalmente convergieron en el área de la señal de calor.
Cavalcante, aparentemente desesperado, intentó escapar gateando entre la densa maleza, llevando su rifle consigo.
Fue en vano. Yoda, un perro entrenado de la policía, denominados K-9 de la Unidad Táctica de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos lo alcanzó, lo mordió y lo sometió pese a su resistencia. Finalmente, los agentes llegaron en su ayuda y detuvieron al asesino. No fue necesario disparar: el rifle robado en los días previos había quedado a un par de metros de distancia.
Habían pasado 14 días desde que trepara las paredes como un cangrejo y atravesara alambres de púas para eludir la seguridad de la prisión de Pensilvania. Estaba vestido con una sudadera desgastada en la que apenas se podía leer el nombre del equipo de fútbol americano: “Philadephia Eagles”. El águila blanca se destaca un poco más.
La policía recortó la tela en la espalda y eso dejó ver un tatuaje que confirmó su identidad. Yoda había dado con el hombre que buscaban cientos de oficiales.
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