Los candidatos que están compitiendo en las primarias, acosados, amenazados y sin acceso a la radio ni la televisión, han convertido las primarias en una autentica campaña admirable para rescatar y defender los derechos democráticos de todos los venezolanos, las primarias no solo tienen el objetivo de escoger un candidato o candidata para las elecciones presidenciales del año próximo, son también un formidable catalizador de esperanza para la inmensa mayoría de venezolanos que aspira un cambio por la vía electoral, pacifica y democrática, eso tiene asustado a Maduro y por ello es que aprieta el acelerador del autoritarismo como única defensa, porque entiende que cada día las inhabilitaciones pierden fuerza y se quedan sin apoyo a lo interno de su propia base de apoyo y frente a la comunidad internacional.
Hace unos pocos días asomó en La Habana que va contra la libertad de expresión que permiten los medios digitales, esto no es nuevo, se trata del proceder típico de los autoritarismos, en Nicaragua Ortega inhabilito, persiguió y expulsó de la tierra de Rubén Darío a todos los opositores que consideró peligrosos para su dictadura, en Cuba hace décadas que no hay una oposición organizada que pueda expresarse libremente, así que la amenaza de Maduro hay que tomarla en serio, sin embargo este cierre de la única ventana por la que se informan los venezolanos tiene un costo para el régimen, pues lo aislaría definitivamente como le ocurre a Ortega de la comunidad de naciones que mantienen sanciones a los jerarcas del gobierno y sus operadores, dificultando cualquier negociación que le de oxigeno a Maduro para participar con recursos económicos en la campaña presidencial.
El abuso de bloquearle el paso a María Corina usando para ello a las bandas de los colectivos ha resultado inútil, la candidata con el apoyo espontaneo de los locales burla los bloqueos y congrega multitudes a todo lo largo y ancho del país, se ha convertido en un fenómeno inédito que no tiene hasta ahora techo, el poder de convocatoria sin el uso de la radio ni la televisión coloca en la mira del autoritarismo a las redes digitales y la necesidad de controlarlas criminalizando el derecho constitucional de libre expresión, lo que en la practica es temor a que la oposición se organice y presente alternativas con futuro como las que presenta María Corina.
No existe en el madurismo nadie que despierte emoción ni credibilidad, con todos los poderes públicos controlados, sin prensa libre, televisión y con reducidos espacios de periodistas que se arriesgan en la radio, los medios digitales a pesar de la censura y el hackeo de los operadores al servicio del autoritarismo, no han podido evitar que a través de ellos se organice la opinión opositora, este nuevo intento de bloqueo a la opinión de los venezolanos en temas políticos y de derechos humanos, es un clavo más para el ataúd de un régimen autoritario que se lo devoró la corrupción y la incompetencia y que en su desesperación sube los niveles de amenazas para ver si el General Miedo penetra las filas de un ejercito de voluntades dispuesto a sacarlos del poder con la fuerza de los votos en el terreno que sea, de no ser así la estrategia será otra que no sabemos, pero confío que esta vez hasta el final signifique literalmente hasta el final.