El que fuera jefe de la mafia siciliana, Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro, arrestado en enero después de 30 años prófugo y que falleció este lunes a los 61 años a causa de un cáncer de colon, fue enterrado hoy en su pueblo natal Castelvetrano, en Sicilia, ante la presencia de sus más estrechos familiares en una ceremonia totalmente privada y con el acceso al cementerio cerrado por la policía.
Al camposanto de Castelvetrano llegaron para inhumación la sobrina del jefe mafiosa, la abogada Lorenza Guttadauro y su hija Lorenza, a la que conoció tras su arresto, así como dos de sus hermanas, Bice y Giovanna, y su hermano Salvatore, que llevaba un ramo de margaritas, y algunos sobrinos.
Entre los familiares también estaba Vincenzo Panicola, marido de otra de las hermanas del “capo“, Patrizia Messina Denaro, quien se encuentra en prisión junto con su hermana Rosalía, por sus vínculos con Cosa Nostra y haber colaborado en ocultar a su hermano durante estos 30 años.
Matteo Messina Denaro falleció en el módulo para presos del hospital de L’Aquila (centro) donde había sido enviado desde la prisión de máxima seguridad de esta ciudad y, tras realizarle la autopsia, fue trasladado a Castelvetrano.
El cementerio estuvo custodiado por la policía durante toda la madrugada y sólo se permitió la entrada de los familiares.
Para el que fue el último padrino de Costa Nosta, y que se lleva a la tumba todos los secretos de los grandes atentados mafiosos, como los que acabaron con la vida de los jueces Giovani Falcone y Paolo Borsellino, no habrá un funeral católico ya que el episcopado siciliano siempre se lo ha negado a los mafiosos.
Fue enterrado en el panteón familiar donde está también a su padre Francesco, “Don Ciccio” Messina Denaro, quien fue jefe mafioso a finales de los años 80 y murió de un infarto mientras escapaba de la policía.
Durante más de 30 años a Messina Denaro se le buscó por todo el mundo, se le localizó en Barcelona para una operación en los ojos y se documentaron otros viajes, pero “el padrino” residió, al menos los últimos años, en Campobello di Mazara, en la provincia de Trapani.
Su casa estaba a sólo ocho kilómetros de su pueblo natal Castelvetrano y en la que vivió relativamente tranquilo, rodeado de personas que lo cubrieron durante años y por la “omerta“, el silencio mafioso, del resto de la población. EFE